lunes, 29 de julio de 2013

El aviso de Banxico

No hay costo económico más alto que una inflación sin control. 

Y eso lo sabemos muy bien por la amarga experiencia que hemos tenido.

Tal vez recuerde el incremento de los precios de tres dígitos que se experimentó en la década de los ochenta y la espiral inflacionaria que se desató en esos años.

Y uno de los logros que se pueden presumir en los últimos años es que gracias a la política monetaria orientada a la estabilidad de precios que empezó a ejecutar el Banco de México (Banxico) a partir de su autonomía en 1994, los dolores de cabeza en materia de precios no son tan intensos como en años anteriores.

El trabajo en el combate de la inflación no ha sido nada fácil. 

Pero a partir del establecimiento en 2001 de metas de inflación el camino fue menos complicado. (Gráfica No.1)


Resultado de esa estrategia en 2003 el Banco de México decidió adoptar una tasa de interés de referencia y un objetivo de inflación de 3% con un intervalo de variabilidad de +/- un punto porcentual.

Lo que hay que entender es que ese rango de +/- un punto porcentual no es una meta, porque el objetivo que persigue el instituto central y que hasta el momento no se ha conseguido es 3 por ciento. 

Nadie puede negar los avances por la estabilidad de precios en los últimos años. 

Por ejemplo, la reducción en el nivel, volatilidad y persistencia de la inflación es una muestra de la que batalla se está ganando.

Seguimos experimentando alzas en los precios, pero ya son tan fuertes como en años pasados.

Tampoco hemos visto una espiral inflacionaria como en décadas anteriores, donde a cada aumento en la tasa de inflación correspondía un cambio en automático en bienes y salarios.

También la evolución de las expectativas de los agentes económicos sobre el incremento de los precios es otra muestra de que se va por buen camino.

Gran parte en el proceso de convergencia de precios a la meta de inflación es a la credibilidad y también estrategia de comunicación del Banco de México.  

A diferencia de otros años, donde el banco central tenía poca participación pública, hoy existe una mayor información del trabajo que realiza la autoridad monetaria.

Ejemplo son los informes trimestrales de inflación que nos hablan del comportamiento de los precios y expectativas.

Otro efecto positivo son los anuncios de decisión monetaria bajo un calendario programado que nos dicen la postura de Banxico, así como minutas sobre las reuniones, en las cuales se detallan los datos económicos en la que se sustenta y más importante la voz de cada uno de los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico.

Se dice que lo importante no es llegar a la meta, sino que el verdadero desafío es mantenerse.

Y hoy el Banco de México tiene que seguir su camino en busca de la estabilidad de precios, condición necesaria más no suficiente, para detonar el crecimiento de la economía mexicana.

Pero lo más importante es que la credibilidad que se ha ganado no se pierda. Un activo que los políticos difícilmente pueden presumir y más aún en estos momentos complicados.

Agustín Carstens, gobernador del Banco de México lo sabe y por esa razón puede estar satisfecho más no debe ser complaciente con el comportamiento de los precios en los últimos meses.

Nuestro doctor se ha equivocado en decirnos que la crisis en Estados Unidos representaba sólo un “catarrito” para la economía mexicana, cuando hoy experimentamos que su diagnóstico fue equivocado.

Y por eso hace tiempo tuvo que hacer está declaración a la prensa: “Ya no voy a hablar en términos médicos, soy un doctor en economía, no en medicina”.

Eso no dejo que Carstens siguiera hablando en metáforas para luego advertirnos recientemente que se está gestando una “tormenta perfecta” como referencia a la posible salida de capitales extranjeros de los mercados emergentes por el retiro de los estímulos monetarios por parte del Banco de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés).

La “tormenta perfecta” puede venir, es más, existen señales de que los flujos de capital están ajustando sus carteras en activos.

El momento que todos esperan para liquidar posiciones con mayor fuerza depende de lo que diga Ben Bernanke, presidente de la Fed.

Lo que sí, Carstens puede decir ahora; es que su pronóstico sobre el comportamiento de los precios se cumplió.

Nos había dicho que los choques de oferta que se registraron en meses anteriores correspondían a un efecto transitorio y que una vez asimilado el rumbo de los precios empezaría a converger con la meta del 3 por ciento.

Con los datos de los precios a la primera quincena del mes de julio que registran una tasa de inflación de 3.53% anual general y del lado de la inflación subyacente, aquella que observa con mayor atención Banxico y excluye los precios volátiles de los precios de los alimentos y energía, el crecimiento de los precios se ubica en 2.57% anual en la primera mitad del séptimo mes del año.

Ahora podemos observar que esas palabras tenían razón y también el comportamiento de los precios se explica por la importante desaceleración de la economía mexicana en el segundo trimestre del año.

Sabemos que el principal enemigo para que Banxico cumpla su meta de inflación de 3% son los precios de los energéticos, las tarifas del sector público y la volatilidad en los precios agropecuarios.

Y además de luchar cada año con las tarifas del gobierno,  el reto que se le viene a Banxico tiene que ver con los efectos que traerá implícita la reforma fiscal que se aproxima.

Para nadie es un secreto que la administración del presidente Enrique Peña Nieto tiene en su mesa la aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) para alimentos y medicinas.

Según algunos especialistas, la reforma fiscal será dolorosa, pero necesaria.

A nadie le gusta pagar más impuestos y menos cuando los tres niveles de gobierno por más que lo oculten hacen mal uso de los recursos públicos.

Ahora mismo, el debate está entorno a la próxima propuesta energética del gobierno federal y todavía no se escucha hablar con intensidad del tema fiscal.

Pero no tardará mucho en aparecer en escena. Seguramente los próximos días comenzará a detallarse lo que vendrá, conforme se acerque el primer informe de gobierno y el periodo de sesiones del Congreso en el mes de septiembre.

El banco central podría enfrentar un difícil panorama en 2014, sí la reforma fiscal se aprueba con el detalle de IVA a los alimentos y medicinas, así como una recuperación de la actividad económica interna y un incierto entorno externo.

Carstens y demás integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico lo saben. Y por eso en el contenido de las minutas de su última reunión se dicen estar listos para ese escenario que se les viene.  

Hay que recordar que lo difícil no es llegar a la meta, sino mantenerse en la búsqueda de lograr ese objetivo.

La credibilidad que tanto trabajo le ha costado ganarse a la autoridad monetaria tendrá pronto un nuevo desafío por delante, mucho dependerá de la iniciativa reforma fiscal, lo que algunos llaman la madre de todas las reformas.  

E-Mail:omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: cancino_omar

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