lunes, 23 de diciembre de 2013

¡Bienvenido 2014!

Hablar del futuro siempre es una tarea interesante y a la vez compleja.

Bien dicen que nadie sabe lo que le ocurrirá al día siguiente.

Mucho menos, alguien posee una “bola de cristal” para conocer que le espera más adelante.

No podemos hablar de lo que se aproxima sin voltear nuestra mirada hacia atrás.

Termina un difícil año 2013, complicado, lleno de incertidumbre y con claroscuros.

Sigue la lenta y frágil recuperación de la economía mundial. 

A distintas velocidades como dice Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI)

La falta de confianza en la política económica y la generación de expectativas mayores a lo esperado han debilitado la credibilidad de los hombres en el poder.

Y ese comportamiento no es exclusivo de una nación. Lo experimenta todo el mundo.

2013 fue el año en que la voz de todos los pueblos envió el mensaje: ¡Ya basta!

Europa alzó su voz, América Latina también lo hizo, Así en menor medida, pero la advertencia está más que clara.

No solo las preocupaciones se concentran en materia económica.

Los efectos del cambio climático son evidentes y cada vez más extremos.

El tifón “Haiyan” que impactó Filipinas demostró una vez más que la naturaleza no perdona.

Según cálculos de las aseguradoras, el fenómeno natural fue el evento más devastador del año.

En septiembre pasado, México también sintió los impactos de manera simultánea de la tormenta "Manuel" y el huracán "Ingrid".

Y en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en Varsovia, Polonia, los esfuerzos  y acuerdos fueron mínimos.  

Los retos que tiene la humanidad son grandes.

¿Regresa el “MexicanMoment”?

El optimismo que despertó el inicio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto se perdió poco a poco.

Hoy con la aprobación de la reforma energética y el aplauso de las calificadoras de riesgo crediticio parece que el “Momento de México” está de regreso.

Las expectativas son altas. Pero lo que importa a partir de este momento son los resultados.

Hasta el próximo 21 de febrero del 2014 sabremos el crecimiento de la economía mexicana durante 2013.

Para esas fechas el Instituto de Estadística y Geografía (INEGI) publicará la cifra del Producto Interno Bruto (PIB).

Si los pronósticos se cumplen la actividad productiva presentará un avance entre 1.3% y 1.5 por ciento.

Un crecimiento muy por debajo de lo estimado al principio del año, cuando se colocaban sobre la mesa cifras del 3.5 por ciento.

La desaceleración económica siguió su curso con mayor fuerza en el 2013.

Tal vez, los datos no contenían la información suficiente para anunciar una recesión económica, pero no hay duda que empresas y familias experimentaron sus efectos.

Y eso explica porque la confianza del consumidor sigue a la baja, los niveles de desempleo no ceden, los índices de morosidad van en aumento y las empresas dicen que todavía nos es tiempo para realizar inversiones.

Los cambios estructurales que se pedían desde principios de la década finalmente llegaron.

Para bien o para mal, la señal de las reformas estructurales vendrá a dar un impulso en el corto plazo.

Pero, será en los años posteriores es donde se observarán sus verdaderos alcances.

Por ejemplo, en el Programa Nacional de Financiamiento al Desarrollo (PRONAFIDE) se establece la meta de un crecimiento económico de 5.3% para 2018.

El gobierno federal esta vendiendo con bastante intensidad el efecto de las reformas estructurales.

Insisto, son cambios positivos, pero la moderación en el discurso sería sin duda bienvenida.  

Y antes de pensar en 2018, en la encuesta que realiza el Banco de México (Banxico) entre los especialistas del sector privado, los analistas consultados al mes de diciembre prevén un avance de 3.40% en el PIB para 2014.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que por cierto reviso en cuatro ocasiones en el año su pronóstico de crecimiento, anticipa un incremento de 3.9% en la actividad productiva.

Nuestro vecino del norte empieza a mostrar signos positivos. Sin duda, son buenas noticias.

La Reserva Federal, el poderoso banco central de Estados Unidos, comienza a quitar los “alfileres” con la disminución en su programa de estímulo monetario.

La administración del presidente Barack Obama confía en que 2014 será el año del repunte económico.

Los factores que agravaron la desaceleración comienzan a disiparse.

El próximo año, el gobierno federal ejercerá el mayor gasto público con el objeto de reactivar la economía.

Pero el camino no está exento de riesgos y por supuesto de incertidumbre.  

Pese a que se espera un mejor desempeño económico el año próximo, los niveles de bienestar son insuficientes.

La gente no está contenta. Los niveles de pobreza no ceden, el desempleo sigue, los ingresos no alcanzan y la inseguridad como la impunidad crece día a día.

Por esa razón, la prestigiada revista The Economist coloca a México en la lista de países con “alto riesgo” de agitación social.

Se nos va el 2013. Los pendientes que tenemos como país son todavía muchos.

2014 tiene que ser diferente porque mientras no se pierda la esperanza todo puede suceder.

Inicie este blog en abril de 2013 con el objetivo de poner mi “granito de arena” y compartir con ustedes una visión de lo que sucede en los mercados.  Gracias por todos sus comentarios. Espero que 2014 sea un año de éxito en todos sus proyectos. ¡Feliz Navidad y Próspero año nuevo!

E-mail:omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar

lunes, 16 de diciembre de 2013

"Optimismo" energético

No podía la administración del presidente Enrique Peña Nieto terminar 2013 sin una reforma energética.

Necesitaba contrarrestar los efectos negativos de un decepcionante primer año de gobierno en materia económica.

Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Emilio Lozoya Austin, Director General de Petróleos Mexicanos (PEMEX) compartían ese objetivo. 

Y tenían que enviar esa señal a las agencias calificadoras de riesgo soberano y los portafolios de inversión.

Eso explica la rapidez con la que actuaron los miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN) por aprobar las modificaciones constitucionales en el sector energético.

Lo observamos tanto en la Cámara de Senadores como en la de Diputados donde se vivieron maratónicas sesiones y menospreciando un debate más profundo.

Poco les importo el famoso “cerco al Senado” porque el objetivo era más que claro: La administración Peña Nieto necesitaba anunciar ese cambio lo antes posible.

Así que con voces a favor y otras en contra, el cambio estructural en materia energética que permite la apertura al capital privado está dado.

















La reforma energética representa una transformación en el paradigma que sepulta el mito del nacionalismo sobre la riqueza de los hidrocarburos y pone fin al monopolio de PEMEX y CFE.

Ya 17 congresos locales han aprobado las modificaciones constitucionales a los artículos 25, 27 y 28.

Ahora habrá que esperar el contenido de las leyes secundarias que próximamente se discutirán en el Congreso y dejarán sobre la mesa los verdaderos alcances de la reforma energética.

Resulta escuchar con bastante escepticismo que Petróleos Mexicanos (PEMEX) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) tendrán un plazo máximo de dos años para dejar de ser organismos de control directo y transformarse en “Empresas Productivas del Estado”. 

Hacer de PEMEX y CFE empresas que tengan como propósito “la creación de valor económico” no se logra en el caso de Petróleos Mexicanos dejando simplemente afuera al sindicato petrolero del Consejo de Administración.

Todavía existen muchos pendientes que hacer para que las próximas "Empresas Productivas del Estado" trabajen con honestidad, eficacia, eficiencia, productividad y sobre todo transparencia.

Hay dudas de que en dos años los que abusaron de estas dos empresas salgan por la puerta de atrás.

Más bien, todos aquellos que hicieron “negocio” en el pasado vivirán nada más un proceso de reestructuración.

Con la reforma energética llegarán las grandes empresas petroleras que se encargarán de explorar y explotar nuevos yacimientos.

Según los estudios, México tiene reservas probadas de crudo por un total de 14,000 millones de barriles.

La Agencia de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés) revela que el Golfo de México es la segunda mayor zona petrolera no explorada después del Circulo Ártico.

Se anticipan mayores inversiones, empleos y un crecimiento económico en los años por venir.

Nadie duda de los buenos deseos. Mucho menos en esta época del año.

Lo que sí debería existir es una cautela en los mensajes de optimismo que envían en cada oportunidad nuestros políticos.

Una vez más a los que les encanta utilizar “espejitos” empiezan a salir en los medios masivos de comunicación.

Y es que hemos visto tanto anuncios de que ahora si es el “momento de México” que valdría la pena ser cautelosos y muy cuidadosos en lo que se dice.

Nada más recuerde lo que hace 20 años se comentaba con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El despertar de aquel primero de enero de 1994 emergió el llamado EZLN que puso al descubierto la voz de los “otros”

Después vino el lamentable hecho de Luis Donaldo Colosio  y José Francisco Ruiz Massieu.

Pero, lo que acabo por enterrar la entrada de México al primer mundo fue ese 20 de diciembre de 1994.

Se dice que aprendimos la dura lección. Lo malo, es que nuestros políticos continúan vendiendo esas mismas ideas y promesas con demasiado entusiasmo. 

Sin duda, les restan la poca y escasa credibilidad de la que todavía pueden presumir.

El presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray tienen la reforma energética.

Los beneficios dicen que serán una realidad en los próximos cuatro años.

La economía mexicana necesita un sector energético que impulse su crecimiento y desarrollo.

Hoy el cambio estructural bien merece el beneficio de la duda.

El reto es grande. Las altas expectativas que se están creando en este momento se tienen que cumplir en el plazo establecido con hechos.

El discurso con promesas sobre un futuro mejor debe ser guardado en el escritorio en este instante porque la administración Peña Nieto entra en la etapa de generación de resultados.

Ya no hay pretextos para 2014.

Sí como se dice y sé presume en cada oportunidad que 2013 fue el “año de las reformas”, ahora es momento de empezar a trabajar para levantar el crecimiento económico. 

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lunes, 9 de diciembre de 2013

El peligro para México

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” Nelson Mandela

No es que el Banco de Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés) inicie el retiro de su programa de estímulo monetario.

Tampoco lo representa Andrés Manuel López Obrador como la “guerra sucia” lo dice desde hace años.

El principal peligro para México es no tener una sociedad lo suficientemente preparada para cuestionar la realidad en la que vivimos.

Y no sólo eso, también es una amenaza para desarrollar el crecimiento potencial del país.

Los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) deberían invitarnos a reflexionar.

El reporte elaborado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) coloca a México cada vez más lejos de las naciones mejor ubicadas en lectura, matemáticas y ciencias.


Según la OCDE, el 55% de los alumnos mexicanos en la materia de matemáticas no alcanzan el nivel de competencias básico.

En lectura, el alumno promedio obtiene 424 puntos, mientras que el promedio del organismo internacional se ubica en 496 puntos.

La historia es casi semejante en la materia de ciencias. Aquí los resultados de la prueba PISA revela que el 47% de los alumnos no cuentan con los conocimientos adecuados.

En resumen, lo que revelan esos porcentajes es que nuestra generación de jóvenes entre 15 y 16 años próxima a emplearse en el mercado de trabajo no tiene las herramientas suficientes para buscar estudiar profesiones con mayor impacto.

Los empresarios se quejan de que el país no produce mano de obra calificada para ocupar los puestos que requieren una mayor preparación.

El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en su último reporte trimestral de desocupación al tercer trimestre pone sobre la mesa el escenario laboral del país.

Con datos del INEGI, hay un total 2.7 millones de personas sin empleo, 4.2 millones de individuos que buscan otra ocupación porque la que tienen es insuficiente para generar sus ingresos y 29.3 millones de trabajadores laboran sin derecho a prestaciones en la economía informal.

Todo ese mundo de fuerza de trabajo hace pensar que el objetivo de la administración del presidente Enrique Peña Nieto de buscar elevar los niveles de productividad se quede sólo en un sueño.

Pero, existe todavía un foco rojo más poderoso que nos debería llamar la atención.

Y es que los alumnos que van con deficiencias en el aprendizaje difícilmente podrán cuestionar las decisiones importantes que se tomen en el país.

Sin una comprensión lectora, una mínima interpretación de la estadística y conocimiento científico, estos jóvenes que pronto serán los adultos del mañana bien pueden convertirse en ciudadanos pasivos e indiferentes.

Sabemos que en México gran parte de la opinión pública se forma a través de lo que dice la televisión.

Pocos mexicanos son los que leen e investigan sobre lo que dice la prensa.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) en su última encuesta del 2012 coloca a México en el penúltimo lugar de lectura.

Los desafíos que tenemos como nación son grandes.

Tenemos un alto desempleo, informalidad, elevada desigualdad en el ingreso, bajo crecimiento y niveles de inseguridad que preocupan.

Se habla de que los riesgos externos son los culpables de nuestro mediocre crecimiento económico.

La desaceleración de la economía del vecino del norte explica parte del bajo desempeño de nuestro país en los últimos años.

No lo es todo. Los factores internos son determinantes para contrarrestar esos efectos.

El lado negativo es que nuestros componentes de la producción: trabajo, capital y tecnología están mal empleados.

Los resultados de la prueba PISA que elabora la OCDE debe ser reflexionada más allá de los resultados.

Hay avances en los últimos años. La mala noticia es que el mundo camina más rápido que nosotros.

Con voces en contra y otras a favor, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto puso en marcha la Reforma Educativa.

No es la solución a los problemas.

Sin duda, es un paso adelante, pero es insuficiente porque en un futuro cercano habrá que realizar otra modificación.

Y el próximo año, el gobierno federal gastará en educación un total de 592 mil millones de pesos, el más alto.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) pondrá en marcha programas para Escuelas de Tiempo Completo y Escuelas de Excelencia para abatir el Rezago Educativo.

Habrá más recursos a la educación. Es una buena noticia, pero definitivamente, tampoco eso indica que el aprovechamiento vaya a mejorar.

Lo que si debemos hacer con urgencia es observar que están haciendo naciones como  Singapur, Shangai, Hong Kong y Corea del Sur para elevar su calidad educativa.

No hay mucho por descubrir. Ellos si resuelven correctamente la ecuación que funciona por excelencia: Autoridades + maestros + alumnos + padres de familia. 

¿Cómo está la nuestra?

Construir un sistema educativo de calidad es tarea de todos.

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lunes, 2 de diciembre de 2013

Los próximos 365 días

Enrique Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales de 2012 con el 38% de los votos.

Más de la mitad de los sufragios emitidos no le favorecieron dicen los datos del Instituto Federal Electoral (IFE).

Sería interesante saber hoy la opinión de aquellos que votaron ese 1 de julio por el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, ¿no cree?

Comienza el segundo año de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

El primer año fue decepcionante. Las encuestas lo reflejan y los números económicos lo dicen.

“La intensidad de este inicio no será pasajera, es el ritmo de trabajo que mantendrá este gobierno” decía Peña Nieto en los primeros meses de su administración.

Hoy esas buenas expectativas con las que inicio el sexenio se vinieron abajo en un abrir y cerrar de ojos.

Los bajos niveles de aprobación es la voz del pueblo que dice no estar contenta con el hombre que ocupa hoy la residencia de Los Pinos.














El equipo económico de la administración de Peña Nieto puede estar tranquilo de momento porque la economía pudo alejar el fantasma de la recesión.

Lo que si no puede ocultar por más que quieran es el difícil momento que se vive.

Si bien es cierto, la economía mexicana registro un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.3% anual en el tercer trimestre de 2013.

Todavía no es un avance suficiente para generar los empleos necesarios que garanticen el repunte de la actividad productiva de manera prolongada.

El sector industrial no despierta. Y no levanta, por la caída anual de 8.3% en la construcción, un importante componente de este sector económico.

Gran parte de culpa en el negativo desempeño de la construcción obedece a la mala ejecución en el gasto público de principios de año y al desplome de las empresas desarrolladoras de vivienda.

La tasa de desempleo sigue en niveles de 5% y no se observa una tendencia a la baja.

La fuerza de trabajo se esfuerza por conseguir otra opción porque el empleo que tiene es insuficiente para compensar sus ingresos o ante las pocas oportunidades opta por el camino de laborar en la informalidad.

El consumo de las familias también es otra señal negativa.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) las ventas al por menor presentaron una caída de 4% anual en septiembre, lo que representa el nivel más bajo en el año.

Y el insuficiente ingreso y la debilidad en el empleo hacen que el índice de morosidad de la banca empiece a ser observado con mayor cuidado.

Pero también existen señales con cierta esperanza. Las exportaciones, principal motor de la economía, siguen creciendo, aunque de manera lenta.

Al mes de octubre las exportaciones no petroleras avanzaron 4.9% en términos anuales, impulsadas por las manufacturas, principalmente las automotrices.

También los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) presentan un mejor desempeño que en años anteriores.

Al finalizar el tercer trimestre, la IED registra un saldo de 28,234 millones de dólares, cifra que ya supera lo captado en el 2012.

No hay que olvidar que gran parte de ese monto obedece a la compra de la Grupo Modelo por parte de la empresa belga AB Inbev.

Las remesas que se reciben de los trabajadores en Estados Unidos siguen mostrando altibajos, pero ya no son las cifras de meses anteriores.

Hay claroscuros en el primer año de la administración de Enrique Peña Nieto.

La apuesta de su gobierno está en el éxito de las reformas estructurales que hasta el cansancio han promocionado como factor determinante del crecimiento.

Sin duda, hay algo de cierto. Pero, no hay que olvidar que el efecto de los cambios estructurales no es de inmediato.

De esa agenda, falta la reforma energética. Empezamos  el último mes del año y la propuesta sigue sobre la mesa.

No dudo que en los próximos días existan noticias en esta materia.

El gobierno de Peña Nieto necesita de ese cambio estructural para generar la confianza al sector privado y a los flujos de inversión.

2014 será un año clave para la administración de Peña Nieto. El país no puede esperar más tiempo.

Las promesas y los mensajes de confianza que se envían en cada oportunidad tienen que ser objetivos con la realidad.

Luis Videgaray, secretario de Hacienda tiene que ofrecer pronto resultados.

El discurso del entorno externo es válido, pero no justifica el mediocre desempeño.

Los últimos datos económicos reflejan que los factores internos hicieron más difícil la desaceleración de la economía.

No hay duda que en el 2014, el llamado hombre fuerte del gabinete tendrá  una prueba por demás interesante.

Hacienda pronostica un crecimiento de 3.9% para la economía en 2014.

Analistas, organismos internacionales y las corredurías tienen sus pronósticos por debajo de ese número.

Tampoco en el tema de la seguridad hay avances significativos.

Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación tiene pocos resultados.

La inseguridad sigue presente. Y no sólo es el Estado de Michoacán, la violencia continúa presente en todo el país.

Se inicia el segundo año de gobierno. El descontento esta en las encuestas y los desafíos sobre la mesa.

En la administración de Enrique Peña Nieto existen avances, pero todavía nada que festejar.

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