lunes, 30 de septiembre de 2013

Las interrogantes del último trimestre

Septiembre llega a su fin y nos deja más cuestionamientos que respuestas.

¿Alcanzarán los esfuerzos del Banco de México y Hacienda para reactivar la economía mexicana?

¿Qué tipo de reforma energética, hacendaria y Paquete Económico de 2014 aprobará nuestro Poder Legislativo?

¿La Reserva Federal y su presidente Ben Bernanke bajarán los estímulos monetarios en octubre?

El mes patrio deja sin sabores en la boca de más de uno. La evidencia de la estrategia poco ortodoxa de acarreo de personas para la ceremonia del Grito de Independencia es una muestra del descontento y el miedo a escuchar los reclamos de la sociedad mexicana.

Las voces de insatisfacción responden con fuerza al incremento de impuestos para los mismos contribuyentes de siempre.

La que decían sería la madre de todas reformas y colocaría los cimientos para el crecimiento económico sostenido, hoy sabemos que la propuesta deja mucho que desear.

También la indignación del pueblo de México reacciona a la torpeza del gobierno federal en la prevención de desastres y a la ejecución tardía en las labores de rescate.

Tal vez, los fenómenos climáticos “Ingrid” y “Manuel”, son el anticipo de lo que puede ser esa “tormenta perfecta” que muchos esperan en el terreno financiero y que esta diagnosticada desde hace meses.

Los avisos son constantes y el mensaje nos dice que hay que estar preparados para cuando Bernanke diga que el monto del dinero barato en circulación sea menor.

Nuestro doctor Agustín Carstens, gobernador del Banco de México parece referirse a esa situación al decir que los “perros de su vecino” le quitan el sueño.

Antes de dar un paso al frente, la Reserva Federal, el influyente banco central estadounidense desea tener más evidencia sobre la salud de la economía del vecino del norte.

Las señales son optimistas, pero todavía no lo son lo suficientemente sólidas para anunciar una disminución en su programa de compra de activos a las instituciones financieras por un monto de 85,000 millones de dólares.

Si nuestras autoridades financieras en 1994 decidieron prender con “alfileres” a la economía, pues ahora ellos se debaten entre quitarlos o dejarlos un tiempo más.

Cualquier decisión que tome la autoridad monetaria de Estados Unidos tendrá sus consecuencias en México y por supuesto en el resto del mundo.

Dicen que sobre advertencia, no hay engaño. Así que la observación está más que hecha.

Ya por lo pronto los primeros efectos de la volatilidad financiera se hicieron sentir en las minusvalías que presentaron en mayo y junio las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores).

Comenzamos el último trimestre del año con la misma incertidumbre con la que empezamos la segunda mitad del 2013.

El panorama económico sigue con nubarrones en el horizonte y la agenda de reformas de la administración presidente Enrique Peña Nieto se encuentra en momentos de negociación e intenso cabildeo político.

La cuantificación de los daños de los desastres naturales y la estrategia de reconstrucción hace hoy que la discusión de los cambios estructurales sea eclipsada por el momento.

No hay duda de que la magnitud de la fuerza naturaleza impactará la evolución de la actividad económica.

Algunos analistas estiman que los sectores con mayor afectación serán el turístico, infraestructura como carreteras y caminos, así como el comercio.

Diversos especialistas tienen sus estimaciones sobre el impacto negativo de los meteoros.

Una vez más, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray cambia su discurso y  acepta la realidad económica.

Y a diferencia de otras ocasiones, donde les tocaba a los subsecretarios dar las malas noticias. Videgaray asume su responsabilidad y reduce por tercera vez la estimación de crecimiento de la economía mexicana para 2013.

Hacienda deja en el olvido el dato del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.8% anunciado en agosto pasado y ahora dice que la economía crecerá 1.7 por ciento.

Así que para el titular de las finanzas públicas, la reducción en la estimación de una décima de punto es por los daños ocasionados por los fenómenos meteorológicos.

El 1.7% que ahora tiene sobre la mesa Hacienda parece ser muy conservador y bastante optimista porque instituciones como Grupo Financiero Banamex tienen una cifra de 1.20 por ciento.

Le invito a revisar esta semana la Encuesta de Expectativas del Sector Privado que cada mes realiza el Banco de México que se publicará mañana martes, donde el dato del PIB para 2013 será uno de los indicadores a seguir.   

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicará el dato del Producto Interno Bruto (PIB) correspondiente al tercer trimestre el próximo 21 de noviembre.

Las esperanzas de Hacienda están en el sector manufacturero, el principal motor de la economía mexicana y aunque todavía presenta un comportamiento débil podría revertir los efectos negativos junto con un mayor gasto público en el último trimestre del año.

Las dudas de que esto suceda son grandes porque el mercado interno y externo todavía presentan un escenario de extrema debilidad.

Las voces de descontento se escuchan por todos lados contra la Reforma Hacendaria y Energética.

Los foros sobre la reforma Energética muestran señales de que pese a los puntos de vista diferentes y desacuerdos entre las fracciones parlamentarias pronto habrá reforma al sector energético.    

Lo interesante será observar el acuerdo que tendrá que llegar la administración del presidente Peña Nieto con los integrantes del Partido Acción Nacional (PAN) para tener su voto y apoyo a las dos iniciativas.

Ya después de la “tormenta” viene la calma, pero en algunos casos aplica y en otros no.

Se lo anticipo porque en el mes de octubre, la discusión de los grandes temas nacionales subirá de volumen.

La calificadora de riesgo soberano Standard and Poor´s lo dejo más que claro.

Según esta institución, las reformas propuestas van por el camino correcto, pero también son insuficientes para subir la calidad crediticia de la deuda mexicana.


A diez meses del inicio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto los resultados son escasos y su equipo económico está en crisis, por más que lo quieran negar.

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lunes, 23 de septiembre de 2013

¿Recesión o desaceleración?

Esa es la pregunta que todos se hacen en este difícil e incierto momento económico.

Unos comentan que los indicadores revelan que la economía mexicana se encuentra en una etapa de recesión.

Otros señalan que la fase de desaceleración de la actividad productiva todavía sigue su curso.

Según la Oficina del Buro Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus  siglas en ingles), una fase de recesión se caracteriza por una disminución significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en su conjunto, que dura más que unos pocos meses y que se observa en el Producto Interno Bruto (PIB), el ingreso real, el empleo, la producción industrial y en las ventas al menudeo y al mayoreo.  

Si usted ha seguido este espacio, donde hemos visto la evolución de los indicadores, se dará cuenta que variables económicas han registrado un comportamiento de debilidad.

Por esa razón muchos argumentan que la economía se encuentra en una fase de desaceleración y no de recesión, puesto que presentan señales de todavía crecimiento.

El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) elabora dos índices compuestos que ayudan de manera importante a observar el comportamiento general dado que se integran por diversas variables económicas.

Uno es el Sistema de Indicadores Compuestos Coincidente y Adelantado (SICCA) y otro es el Sistema de Indicadores Cíclicos (SIC).

Bajo la óptica de estos dos índices en los últimos meses ese panorama cambia, los indicadores empiezan a demostrar que ese menor dinamismo es cada vez más profundo y está llevando a las variables a presentar una etapa de recesión por más que no lo quieran reconocer.

Ya es una costumbre de nuestros políticos negar la realidad en la que vivimos.

Lo podemos escuchar cuando minimizan los impactos de los últimos  desastres naturales.

La evidencia es más que contundente al momento de hablar de la magnitud de los fenómenos meteorológicos que las palabras de nuestros funcionarios.

Lo mismo ocurre al instante que  nuestro Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Chong coloca sobre la mesa los datos de inseguridad que vive el país.

El Secretario de Hacienda, Luis Videgaray también integra esta lista.

Cada vez que se le pregunta al titular de Hacienda sobre el tema niega que la economía mexicana viva una etapa de recesión.

Para el responsable de las finanzas públicas la economía mexicana experimenta un momento de desaceleración.

La Secretaría de Hacienda con su Programa de Aceleración Económica (PAC) y Banco de México con la reducción de su tasa objetivo de 4% a 3.75% ponen de manifiesto su preocupación por la extrema debilidad económica.

El lado negativo es que Hacienda lo hace de manera tarde. Una vez más, la estrategia de prevención falla.

Y para muestra lo que pasa actualmente en las regiones devastadas por las tormentas.

Los avisos estaban hechos. Pero como siempre las autoridades subestimaron la fuerza de la naturaleza.

Las consecuencias son más que evidentes y hoy sabemos que el monto que se encuentra en el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) no alcanza para todas las regiones afectadas.

Así que el presidente Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, Secretario de Hacienda ajustarán el Presupuesto de Egresos de 2014.

Agustín Carstens, gobernador del Banco de México había advertido del complicado momento económico en marzo pasado, cuando la autoridad monetaria decidió modificar su tasa de referencia de 4.5% a 4%, luego de permanecer estable desde julio de 2009.

Si una institución puede presumir de gozar de credibilidad es nuestro banco central.

Precisamente en la última minuta puesta a disposición se escucha la voz de los integrantes de la Junta de Gobierno de Banco de México preocupados por la evolución de la economía.

Con el conocimiento de que no vendría una reforma fiscal de gran tamaño, puesto que se encontraba en la reunión Fernando Aportela, subsecretario de Hacienda y con un balance de riesgos favorable para la inflación, Banxico decidió salir en busca del rescate de la actividad económica.

Los miembros de Banxico restaron importancia a los posibles impactos de un ajuste por parte de la Reserva Federal y pese a que fue una decisión dividida de los integrantes de la junta se envió otra dosis.

Sabemos que Ben Bernanke, presidente del banco central de Estados Unidos decidió dejar sin cambio su programa de compra de activos hasta no tener más evidencia de la recuperación de la mayor economía del mundo.

Carstens y compañía son los protagonistas. Por eso, Banxico puso el dedo sobre el renglón a principios del mes de septiembre.

Y puede anunciar otro recorte a la tasa de interés objetivo, siempre y cuando el escenario sea el adecuado.

Lamentablemente,  Hacienda no escucho y tuvo su oportunidad para lanzar su programa de reactivación en el mes de agosto, al momento de bajar su pronóstico de crecimiento de manera agresiva de 3.1% a 1.8 por ciento.

Videgaray no lo hizo y espero hasta que se anunciara la mal llamada Reforma Fiscal que eclipsó por completo el mensaje de rescate que enviaba Hacienda. 

Se decía que en el tercer trimestre la actividad económica presentaría un mejor dinamismo.

Hacienda tiene una estimación de crecimiento del PIB de 1.8 por ciento. Para cumplir con esa cifra, la economía mexicana tendría que presentar un avance de 2.6% en el periodo julio a diciembre.

Estamos por terminar la primera mitad del segundo semestre y el panorama no es muy alentador. ¿Habremos tocamos fondo?

Las esperanzas están en que el último tramo del 2013 sea el punto de inflexión.

El escenario no es de lo mejor para el próximo año. Los Criterios Generales de Política Económica tienen una estimación de crecimiento de 3.9% para 2014.

Se dice que pese a que la economía experimente actualmente una etapa de recesión, esta será de poca duración.

Ya Hacienda y Banxico pusieron manos a la obra para contrarrestar que los efectos y costos sean de mayor profundidad.

Dudas las hay. Los buenos deseos hasta el momento siguen siendo la mejor medicina. 

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martes, 17 de septiembre de 2013

Los mismos de siempre

Nuestros responsables de gobierno sin duda merecen recordar las amargas lecciones que hemos recibido en el pasado.

Sabemos que si no hay recursos suficientes, no podemos gastar lo que no tenemos.

Tantos esfuerzos y dolores de cabeza nos han costado aprender bien esa lección que parece no importar en este momento.

Sin mayores ingresos, la salida a este problema es el endeudamiento o la disminución del gasto.

Los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y anteriormente muchos más escogieron la primera opción y dejaron sobre el escritorio la segunda.

El presidente Enrique Peña Nieto sigue el mismo camino comprometido por  sus promesas de gobierno.

Con la propuesta de Reforma Hacendaria y Social como se trata de vender esta iniciativa, los mismos de siempre serán los que contribuyan a que el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2014 alcance la cifra histórica de 4.4 billones de pesos, un crecimiento de 9.2% respecto al autorizado para este año.

Tan grande es el gasto del gobierno como lo dice la misma cantidad. Y el lado negativo es que gasta sin obtener resultados.

Para cumplir con ese objetivo, Hacienda se lanza en busca de captar recursos por todas partes.

Según la Ley de Ingresos de la Federación con todas sus modificaciones propuestas incrementarían los ingresos públicos por un total de 240,000 millones de pesos, lo que representa el 1.4% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2014.

La mala noticia es que esos ingresos no le son suficientes para sufragar todos los gastos que planea.

Sin suficientes recursos, el restante se complementaría con deuda pública que colocan al déficit sin inversión en Pemex en 1.5% del PIB y una vez contabilizando el gasto de inversión el nivel de déficit presupuestal se ubica en 3.5% del PIB, el más alto en la ultima década.

Luis Videgaray, secretario de Hacienda nos dice que será un déficit transitorio y que en estos momentos es manejable.

Lo mismo nos dijeron hace tiempo y las consecuencias de esos errores todavía las vivimos.

Nos invitan una vez más a realizar un esfuerzo adicional, pero ¿acaso los hacedores de política económica no pueden también hacer el suyo y decretar un plan de austeridad?

Me parece injusto lo que se les está pidiendo a nosotros los contribuyentes que con trabajos cumplimos con las obligaciones fiscales.

Dado el momento actual, el gobierno federal debe tener disposición a mostrar también un mensaje de disciplina.

No basta con decir que no se van a crear más plazas, sino también la disponibilidad para que el “ajuste al cinturón” sea lo más parejo posible. 

Si usted está tranquilo porque la propuesta de reforma hacendaria no contempla gravar con IVA alimentos y medicinas debería pensarlo dos veces.

No se decidió integrar esa medida por cuestiones políticas. El momento simplemente no era oportuno.

Lea y escuche con atención el cambio de lenguaje del presidente Peña Nieto y del secretario de Hacienda.

Hace unos meses, se comentaba que el IVA alimentos y medicinas favorecía a las clases más altas y que era necesario hacer una modificación.

Hoy declaran que la no aplicación del IVA es en beneficio de los más necesitados.Un giro de 360 grados.

La propuesta del Ejecutivo es un golpe directo al bolsillo. No de todos, pues la informalidad es la única que puede presumir de alguna manera estar fuera de la jugada.

El Régimen de Incorporación Fiscal que contiene la Ley del Impuesto sobre la Renta lleva un claro mensaje dirigido a este sector.

El objetivo de Hacienda con la creación de este régimen es abrir la puerta a los negocios de pequeña escala al ámbito de la formalidad.

Es una invitación que está llena de beneficios en un inicio por parte de Hacienda a este sector para tratar de convencer a los que hoy trabajan en la informalidad de pasar a ser contribuyentes.

Sin duda, es una señal para hacer que el esfuerzo de todos sea uniforme. Los resultados hablarán de los alcances que tenga esta iniciativa.

Dudas con mucha razón hay en este momento. ¿Aceptarán esa tentadora invitación los que hoy trabajan en la informalidad?

Si el gobierno federal desea tener votos de confianza en su reforma hacendaria tendría que mostrar primero voluntad para ajustar su elevado gasto y hacerlo más eficiente buscando la eficacia.

La evidencia nos dice que por más que gasta el gobierno en programas de desarrollo social y seguridad los resultados son insatisfactorios.

El número de pobres crece, las desigualdad del ingreso aumenta y la inseguridad en el país sigue a la alza.

Esos resultados reflejan que el gasto del gobierno está creando más burocracia y no la infraestructura necesaria que apoye el crecimiento económico, mucho menos los programas sociales efectivos para combatir los niveles de pobreza.

Hasta el momento esas señales no llegan. A todos se nos pide cooperar y contribuir en el desarrollo del país.

Pero, la desconfianza de que el gobierno usará de manera eficiente los recursos públicos es mayor que sus promesas de bienestar.

Estados Unidos paga hoy su indisciplina fiscal con una severa crisis económica, los países miembros de la zona del euro también viven una mala experiencia por gastar recursos que no tenían en su momento.

Nuestros gobernantes vuelven a recurrir al endeudamiento para solventar sus proyectos de campaña. ¿Olvidamos la lección? 

Los mismos de siempre contribuyen a que el gasto del gobierno se incremente y lo que sigue avanzando son los niveles de pobreza. ¿Hasta cuándo?
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lunes, 9 de septiembre de 2013

El reto de Luis Videgaray

Nuestro secretario de Hacienda sabe que tiene un importante desafío en los siguientes meses. 

Los números macroeconómicos no le favorecen en nada al llamado hombre fuerte del gabinete presidencial.

Bajo crecimiento, reducción y lenta ejecución del gasto público, desempleo y menor inversión publica es la característica en los últimos meses.

Sabemos que a los hombres de Hacienda les falló por completo su diagnóstico inicial y eso les ha llevado a revisar en dos ocasiones la estimación de crecimiento.

El mensaje presidencial tuvo su oportunidad para responder a las interrogantes  y simplemente las respuestas se quedaron en promesas de un mejor futuro.

Se esperaba algún anuncio importante en réplica al complejo rumbo económico.

La evidencia empírica es más que contundente de que el panorama económico vive tiempos adversos.

Podemos decir que después de un decepcionante mensaje a la nación por parte del presidente Enrique Peña Nieto finalmente esa respuesta que todos esperábamos llegó.

Lamentablemente, no fue Hacienda la que se lanzó en busca del rescate de la economía.

El anunció que sorprendió vino por parte de la Junta de Gobierno de Banco de México al bajar su tasa de referencia, su principal herramienta de política monetaria, por segunda ocasión en el año. (Gráfica No.1)

















Recuerde que los bancos centrales son los grandes protagonistas de la recuperación económica global.

No es mandato del Banco de México preocuparse por el crecimiento económico.

El objetivo principal de la autoridad monetaria es la estabilidad de los precios y el poder adquisitivo.

Si bien hay una evolución positiva en el rumbo de los precios en los últimos meses, todavía el banco central tiene tarea por hacer.

Entonces, ¿Por qué Banxico bajo su tasa de referencia?

Las explicaciones pueden ser muchas, pero lo que deja claro el anuncio de Banxico de bajar la Tasa de interés objetivo a un día de 4%  a 3.75% es que Agustín Carstens y  demás integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México actúan una vez más porque están preocupados por el momento actual de la evolución económica.

Tal vez, recuerde que en marzo de este año, el Banco de México también había alertado del deterioro económico y por esa razón decidió bajar la tasa de fondeo a un día en 50 puntos base para colocarla en 4 por ciento.

La decisión fue muy aplaudida en aquella ocasión por el presidente Peña Nieto y su equipo económico.

No dudo de que los elogios vuelvan a repetirse en esta ocasión.

Ahora el ajuste fue de sólo 25 puntos base, una dosis menor a lo que se anunció en marzo de este año.

El escenario no está para un recorte más agresivo, pues falta observar que decide la Reserva Federal el próximo 18 de septiembre.

El principal objetivo de esta segunda dosis, al igual que la vez anterior, es para contrarrestar los efectos de la debilidad económica que tanto trabajo le ha costado reconocer al gobierno federal.

Y también contiene un claro mensaje de que se está haciendo algo para no dejar caer más a la economía mexicana.

Se dice que menores tasas de interés estimulan el consumo e inversión, dos factores fundamentales que integran la demanda agregada.

Los efectos de la política monetaria actúan con rezago y no son instantáneos, pero la señal que se envía es la que sin duda será bienvenida.

Hoy observamos el elevado costo que se está pagando por regresar al equilibrio de las finanzas públicas.

El esfuerzo por tener disciplina fiscal se aplaude. Sin embargo, el momento no era apto para un “apretón fiscal”.      

Luis Videgaray tiene la oportunidad para responder a todas las críticas que lo señalan como responsable del panorama actual.

Ya Banxico hizo lo que tenía que hacer, pese a que su decisión monetaria tiene riesgos en el horizonte.

El equipo económico del presidente Peña Nieto no puede continuar con el discurso de culpar al factor externo como causa principal de la desaceleración de la economía.

Gran parte de sus esfuerzos se observarán en el contenido del Paquete Económico y la propuesta de reforma hacendaria que a partir de este momento se debate.

El Secretario de Hacienda está en el centro de la polémica y se juega gran parte de su futuro con el Paquete Económico, la reforma energética y fiscal.

Los siguientes días serán decisivos.

Buenos deseos en G-20

Todos sabemos que el cambio climático es el mayor desafío para el planeta.

Sus efectos se sienten con fuerza y la evidencia es más que irrefutable.

También todos los líderes del mundo reconocen que consolidar el crecimiento económico es el principal reto de corto plazo.

Lamentablemente, a la hora de los acuerdos, las divisiones entre los políticos y los conflictos geopolíticos hacen que todo se quede en declaraciones con los mejores buenos deseos.

Y al igual que en la última Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Doha, Qatar sobre el calentamiento global el año pasado, los acuerdos de la reunión en Rusia del grupo de las 20 economías del mundo, mejor conocido como G-20 nos confirma que el mundo necesita pronto decisiones con acciones.  

El mundo exige soluciones a los problemas de crecimiento y falta de empleo.

Las protestas en el año lo dicen todo. Esas voces de insatisfacción ponen de manifiesto el desafío que se tiene por delante.

Cierto, los riesgos son menores. Nadie puede estar satisfecho y mucho menos con los resultados de una cumbre opacada por los desacuerdos sobre un conflicto en Medio Oriente.

Si bien es cierto el rumbo económico global parece menos difícil, el camino no deja de tener claroscuros.

La mayor economía del mundo a paso lento, pero los niveles de actividad económica están despertando.

Con cifras revisadas al segundo trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) de la economía de Estados Unidos registró un avance de 2.5 por ciento.

La economía de Japón es otra que invita al optimismo. Según el banco central japonés en su última reunión envió el mensaje de que la actividad registra signos de recuperación con un panorama de precios mejor a lo esperado.

Europa revela señales positivas. Gracias al liderazgo de la economía alemana y francesa, la zona del euro reportó un avance de 0.3% en el segundo lapso de 2013.

Luego de año y medio en fase de recesión, la economía de la zona del euro puede respirar, más todavía los problemas estructurales persisten.

Los países emergentes que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) anteriormente eran los protagonistas en la fase de recuperación global viven tiempos complicados.

La desaceleración económica y el posible inicio del retiro de los estímulos monetarios por parte del Banco de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) están provocando salida de capitales y depreciación de sus monedas en los mercados emergentes.

El reto que tiene por delante el G-20 será la evolución económica de los países emergentes porque son una parte importante para consolidar el ritmo de la recuperación global.

Se sabe el problema, más a la hora de ejecutar los planes de apoyo, la falta de acuerdo y los intereses hacen todavía más complicado el camino hacia el bienestar mundial.

¿Hasta cuándo los líderes dejarán a un lado sus diferencias para actuar en beneficio de todos?

El tiempo se agota. 

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lunes, 2 de septiembre de 2013

La zozobra de septiembre

Se dice que el mes de octubre es el más difícil para los mercados financieros.

Y esto porque un 24 de octubre se registró en la Bolsa de Valores de Nueva York el llamado “jueves negro” de 1929 que más tarde que se convertiría en la Gran Depresión.

Luego en 1973, se experimenta la primera gran crisis del petróleo. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decide cortar el suministró a Estados Unidos y países europeos.

Los precios del petróleo se incrementan y el mundo vive momentos de alta inflación y bajo crecimiento.

Nuevamente en octubre de 1987 los mercados accionarios viven un “lunes negro” en todo el mundo.

En ese día, el promedio industrial Dow Jones, el principal índice bursátil de la plaza de Nueva York se desploma 22.6 por ciento.

Por esa razón, siempre los portafolios de inversión son muy sensibles al mes de octubre.


Pero creo que eso ha quedado atrás porque en los últimos años la constante en todos los meses es la volatilidad e incertidumbre. (Gráfica No.1)

















Si octubre tiene sus fechas de episodios negros, el mes de septiembre que comenzamos de manera formal el día de hoy también tiene las suyas.

Recuerde que un 11 de septiembre de 2001, los ataques terroristas cambiaron el mundo e inicio la llamada guerra contra el terrorismo.

También un 18 de septiembre de 2007, la Reserva Federal, el banco central más influyente en los mercados,  inició su política monetaria expansiva con el objetivo de contrarrestar los efectos de la mayor crisis económica desde la Gran Depresión de 1930.   

Y recuerde también que un 14 de septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos cimbro a Wall Street y a todo el mundo al declararse en bancarrota.

Iniciamos septiembre y la agenda que tiene el noveno mes del año está por demás interesante.

Tanto a nivel interno como externo habrá eventos que serán seguidos muy de cerca por los portafolios de inversión.

Empecemos por los internos.

Viene la reforma fiscal

Lo hemos dicho en este espacio desde hace algún tiempo: A nadie le gusta pagar más impuestos.

Y menos en momentos, donde los abusos sobre el manejo de los recursos públicos son más que evidentes.

Ese es el reto que se tiene por delante. La rendición de cuentas y transparentar el uso del dinero público tiene que ser una meta inmediata.

Además de tener ese objetivo, el gobierno federal debe utilizar mejor los recursos.

Hay que privilegiar el gasto de inversión, aquel que se destina a infraestructura y detona el empleo por encima del gasto corriente que sólo genera más burocracia y hace más ineficaz las tareas del gobierno federal.  

La administración del presidente Enrique Peña Nieto está a unos días de  entregar al Congreso su iniciativa de reforma fiscal y el Paquete Económico de 2014.

Se dice que el principal objetivo de la reforma fiscal es otorgarle al Estado mexicano una mayor capacidad financiera para que este cumpla con sus  obligaciones.

Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE),  en México, los ingresos captados vía impuestos representan el 18.1% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que ubica al país en el último lugar entre todos los miembros de la OCDE.

No sólo México recauda mal dice la OCDE, sino también deja de captar importantes ingresos por la distorsiones que existen en su régimen fiscal.

Y para ejemplo le comparto la cifra que contiene el Presupuesto de Gastos Fiscales para 2013, un documento que detalla los montos que el erario federal deja de recaudar y que elabora la Secretaria de Hacienda (SHCP).

Para este 2013, Hacienda tiene contemplada una pérdida recaudatoria derivada de deducciones y exenciones fiscal por un total de 683,286.3 millones de pesos, monto equivalente al 3.8% del PIB.

Vienen cambios importantes, pero lo importante es que la reforma fiscal que se está elaborando no sea sólo con fines recaudatorios.

Una vez con la reforma fiscal en la mesa, la madre de todas las reformas como algunos le llaman, la discusión y la negociación política será una constante.

Y también será interesante analizar el punto de vista sobre el actual escenario de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico).

El banco central anunciará su decisión monetaria el próximo viernes.

Las calificadoras de riesgo soberano, flujos de capital y organismos internacionales están con la mirada en México.

Hay una pausa en el “momento de México”. Lo que ocurra a partir del mes de septiembre determinará si el optimismo sigue en stand by o vendrá el desánimo.

La moneda está en el aire.

La Fed y los riesgos geopolíticos

Los ruidos crecen y cada vez hay más posibilidades de que el Comité de Mercado Abierto de Reserva Federal (FOMC) decida disminuir su programa de compra de activos o relajamiento monetario, mejor conocido como QE (Quantitative Easig, por sus siglas en ingles).

Primero la Fed lanzó el QE1 en noviembre de 2008, luego vino el QE2 en 2010, después la estrategia llamada Operación Twist en 2011 y finalmente el FOMC puso en marcha el QE3 y en diciembre de 2012 decidió incrementar su dosis para apuntalar la actividad económica.

A decir de varios integrantes del FOMC todavía los datos económicos no reflejan de manera contundente una recuperación sostenida de la actividad como para empezar a bajar la compra de bonos del tesoro y valores hipotecarios por un total de 85,000 millones de dólares.

Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal y demás integrantes tendrán una nueva reunión que comenzará el 17 de septiembre y concluirá un día después con la decisión y la conferencia de prensa del jefe de la Fed.

Los portafolios de inversión esperan con interés el rumbo a seguir por parte del banco central estadounidense.

Unos dicen que es momento de bajar el ritmo de compras de activos por la reciente evolución de algunos indicadores, mientras que otros abogan por esperar más información económica.

Gran parte de los mercados emergentes están resintiendo con fuerza la incertidumbre.

Y por esa razón, Agustín Carstens, gobernador del Banco de México pidió en la reciente reunión de banqueros centrales en Jackson Hole que cualquier decisión que tomará la Reserva Federal la comunicara con la mayor claridad posible.    

El mundo espera a la Fed. La buena noticia es que la economía del vecino del norte está emergiendo de su mayor tropiezo desde la recesión de 1930.

Cierto, los riesgos persisten y la recuperación de la economía estadounidense todavía es a paso lento.

Y no sólo los mercados financieros de todo el mundo viven con la incertidumbre sobre la decisión de la Fed, ahora también hay que agregar un inminente conflicto militar en Siria.

La administración del presidente Barack Obama le falta solo la autorización del Congreso para anunciar pronto una nueva operación militar.

Viene la reunión del G-20 en Rusia. El principal punto propuesto es el crecimiento económico.

Con la tensa situación en Medio Oriente bien podría cambiar y pasar a una discusión política. 

El entorno externo también vive sus momentos complicados y difíciles.

Iniciamos septiembre y la agenda está más que puesta.


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