Sabíamos que llegaría el día en que la economía mexicana sería puesta a prueba. Y tal parece que ese momento ha llegado.
No es por un factor interno en esta ocasión, sino el entorno externo que esta por cambiar.
Y es que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central con más poder en los mercados, anunció lo que todos esperaban: El principio de la estrategia de salida de la Fed.
Finalmente se despejaron todas las dudas sobre el rumbo del programa de compra de bonos de la Reserva Federal, mejor conocido como flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), la herramienta que la Fed empezó a usar en los tiempos violentos de 2008 para sacar del colapso a la mayor economía del mundo.
Y según Bernanke, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) puede empezar a disminuir este mismo año los 85,000 millones de dólares que hoy utiliza de manera mensual para comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos e hipotecarios.
No olvide que mediante esta estrategia la Fed adquiere bajo un calendario programado valores del Tesoro de Estados Unidos a los bancos con el fin de influir en el mercado y mantener bajas las tasas de interés, principal objetivo que persigue esta política.
Esa es una parte de la historia porque las instituciones de crédito reciben el efectivo del banco central para poder otorgar créditos a personas y empresas, lo cual no sucede por no existir demanda de préstamos, por lo cual los mismos bancos vuelven a depositar ese recurso en el banco central, un pendiente muy importante y de cuidado que la Fed deberá resolver tarde o temprano una vez terminadas las compras de activos.
Y sí los datos arrojan la información positiva que se espera, la Fed puede seguir disminuyendo la inyección de dinero hasta anunciar el fin de este programa que según puede ser a mediados del 2014.
Así que el famoso QE tiene los días contados y con ello se comenzará el “apagón” de manera lenta de la máquina de impresión de dinero.
La Fed dice que el mercado de trabajo muestra un mejor desempeño, los precios de la vivienda han repuntado y el gasto del consumidor se mantiene, por lo cual los riesgos para la economía de Estados Unidos han disminuido.
Se observa un banco central optimista, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo, aunque el debate entre sus integrantes es muy interesante.
Pero tan sólo la Reserva Federal anunció el primer paso en su estrategia de salida, porque todavía falta el rumbo de las tasas de interés que según sus miembros pueden empezar a subir en 2015 y el destino de los bonos gubernamentales e hipotecarios que hoy mantiene en su balance.
Un largo y sinuoso camino, pero dicen que primero lo primero. Así que Bernanke y compañía envían ese mensaje de que tomaran esa ruta que por cierto no está libre de riesgos.
Lo que es un hecho es que la Fed se empezará a retirar a paso lento, algo que los mercados no tenían contemplado que sería tan pronto por los datos que envían señales contradictorias, pero lo deberán reflexionar porque nada es para siempre.
Y precisamente ese escenario pondrá a prueba a la economía mexicana en los meses por venir.
Lo que en un comienzo fueron aplausos para la nueva administración, ahora con la decisión de la Fed, los flujos de capital externo tienen la mesa puesta para salir en busca de mejores rendimientos o quedarse con el premio que ofrecen los bonos gubernamentales.
Con datos del último reporte al 12 de junio del instituto central, el saldo a valor nominal de los residentes extranjeros en valores gubernamentales, principalmente en Cetes y Bonos de largo plazo, se ubica en 1.76 billones de pesos (bdp), lo que representa 37.3% del total de los títulos del gobierno.
Ya lo había advertido Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, como también el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) que el mayor riesgo era la salida de flujos de inversión.
Así que la disciplina fiscal y monetaria, las buenas notas de riesgo soberano, una agenda de cambios estructurales y reservas internacionales en buenos niveles complementadas con una línea de crédito flexible, lo que se conoce como el blindaje financiero, son las cartas de presentación de la economía mexicana.
Tal vez puede hacer que los portafolios de inversión piensen dos veces las cosas antes de decidir, pero eso no dejará que los activos mexicanos vivan las presiones que se aproximan. (Gráfica 1)
Y después de que el dólar en el mercado interbancario alcanzará un precio mínimo de 11.9598 pesos por billete verde el pasado 9 de mayo, ahora la divisa estadounidense se cotiza en 13.3298 pesos, nivel no visto desde julio del 2012.
Tan rápido fue el ajuste en la paridad cambiaria que en un abrir de ojos el Banco de México paso de calificar el comportamiento del tipo de cambio como una “considerable apreciación” a llamar a la reciente corrección como un “movimiento ordenado”.
Se esperan continúen los movimientos abruptos en los mercados financieros hasta que el mensaje de la Fed sea bien entendido por los portafolios de inversión, por lo que los descalabros en los activos financieros nacionales pueden no desaparecer en el corto plazo.
Sin embargo, las variables macroeconómicas de la economía mexicana pueden hacer que el rumbo del tipo de cambio no sea tan complicado en los siguientes meses.
Y las señales internas tienen que ser otro ingrediente para contrarrestar el difícil panorama.
Ya la administración del presidente Enrique Peña Nieto parece haber reaccionado y se dice estar lista para ejercer en su totalidad el gasto público, la principal herramienta que se tiene para despertar la inversión y el empleo en la segunda mitad del año, luego de un inicio torpe en su ejecución en los primeros meses del año.
Pretextos van y vienen que explican la lentitud en el gasto gubernamental. Pero ahora la administración lanzará recursos para la construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos, infraestructura en CFE y Pemex.
Se aplaude la acción. Lamentablemente el daño está hecho y por esa razón las expectativas de crecimiento se revisan constantemente a la baja.
Si bien es positivo el mensaje del banco central de Estados Unidos sobre el estado de salud de la economía del vecino todavía hay nubarrones en el horizonte que van a ser despejados en los meses que se aproximan.
Y es que no hay más. Si México desea crecer, necesita que su vecino del norte encienda los motores de forma sostenida.
El escenario cambia y el desafío para la economía mexicana está más que puesto.
A los gobiernos anteriores les tocó vivir al comienzo de su gestión tiempos difíciles.
Hoy la administración del presidente Enrique Peña Nieto vive también el suyo.
Lo que se debe entender es que los malos tiempos económicos no se combaten con boletines de prensa positivos sobre la marcha de la economía por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La economía mexicana puede resistir la volatilidad siempre y cuando sus acciones generen empleo, crecimiento y certidumbre.
Tal vez tengan razón aquellos que dicen que la crisis no empezó en México, pero la debemos enfrentar con buenas decisiones para no caer en un panorama más complicado del que ya estamos experimentando.
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