lunes, 24 de junio de 2013

El desafío al blindaje financiero

Sabíamos que llegaría el día en que la economía mexicana sería puesta a prueba.  Y tal parece que ese momento ha llegado.
No es por un factor interno en esta ocasión, sino el entorno externo que esta por cambiar.
Y es que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central con más poder en los mercados, anunció lo que todos esperaban: El principio de la estrategia de salida de la Fed.
Finalmente se despejaron todas las dudas sobre el rumbo del programa de compra de bonos de la Reserva Federal, mejor conocido como flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés), la herramienta que la Fed empezó a usar en los tiempos violentos de 2008 para sacar del colapso a la mayor economía del mundo.
Y según Bernanke, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) puede empezar a disminuir este mismo año los 85,000 millones de dólares que hoy utiliza de manera mensual para comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos e hipotecarios.
No olvide que mediante esta estrategia la Fed adquiere bajo un calendario programado valores del Tesoro de Estados Unidos a los bancos con el fin de influir en el mercado y mantener bajas las tasas de interés, principal objetivo que persigue esta política.
Esa es una parte de la historia porque las instituciones de crédito reciben el efectivo del banco central para poder otorgar créditos a personas y empresas, lo cual no sucede por no existir demanda de préstamos, por lo cual los mismos bancos vuelven a depositar ese recurso en el banco central, un pendiente muy importante y de cuidado que la Fed deberá resolver tarde o temprano una vez terminadas las compras de activos.
Y sí los datos arrojan la información positiva que se espera, la Fed puede seguir disminuyendo la inyección de dinero hasta anunciar el fin de este programa que según puede ser a mediados del 2014.
Así que el famoso QE tiene los días contados y con ello se comenzará el “apagón” de manera lenta de la máquina de impresión de dinero.
La Fed dice que el mercado de trabajo muestra un mejor desempeño, los precios de la vivienda han repuntado y el gasto del consumidor se mantiene, por lo cual los riesgos para la economía de Estados Unidos han disminuido.
Se observa un banco central optimista, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo, aunque el debate entre sus integrantes es muy interesante.
Pero tan sólo la Reserva Federal anunció el primer paso en su estrategia de salida, porque todavía falta el rumbo de las tasas de interés que según sus miembros pueden empezar a subir en 2015 y el destino de los bonos gubernamentales e hipotecarios que hoy mantiene en su balance.
Un largo y sinuoso camino, pero dicen que primero lo primero. Así que Bernanke y compañía envían ese mensaje de que tomaran esa ruta que por cierto no está libre de riesgos.
Lo que es un hecho es que la Fed se empezará a retirar a paso lento, algo que los mercados no tenían contemplado que sería tan pronto por los datos  que envían señales contradictorias, pero lo deberán reflexionar porque nada es para siempre.
Y precisamente ese escenario pondrá a prueba a la economía mexicana en los meses por venir.
Lo que en un comienzo fueron aplausos para la nueva administración, ahora con la decisión de la Fed, los flujos de capital externo tienen la mesa puesta para salir en busca de mejores rendimientos o quedarse con el premio que ofrecen los bonos gubernamentales.
Con datos del último reporte al 12 de junio del instituto central, el saldo a valor nominal de los residentes extranjeros en valores gubernamentales, principalmente en Cetes y Bonos de largo plazo, se ubica en 1.76 billones de pesos (bdp), lo que representa 37.3% del total de los títulos del gobierno.
Ya lo había advertido Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, como también el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero (CESF) que el mayor riesgo era la salida de flujos de inversión.
Así que la disciplina fiscal y monetaria, las buenas notas de riesgo soberano, una agenda de cambios estructurales y reservas internacionales en buenos niveles complementadas con una línea de crédito flexible, lo que se conoce como el blindaje financiero, son las cartas de presentación de la economía mexicana.
Tal vez puede hacer que los portafolios de inversión piensen dos veces las cosas antes de decidir, pero eso no dejará que los activos mexicanos vivan las presiones que se aproximan. (Gráfica 1)














Y después de que el dólar en el mercado interbancario alcanzará  un precio mínimo de 11.9598 pesos por billete verde el pasado 9 de mayo, ahora la divisa estadounidense se cotiza en 13.3298 pesos, nivel no visto desde julio del 2012.
Tan rápido fue el ajuste en la paridad cambiaria que en un abrir de ojos el Banco de México paso de calificar el comportamiento del tipo de cambio como una “considerable apreciación” a llamar a la reciente corrección como un “movimiento ordenado”.
Se esperan continúen los movimientos abruptos en los mercados financieros hasta que el mensaje de la Fed sea bien entendido por los portafolios de inversión, por lo que los descalabros en los activos financieros nacionales pueden no desaparecer en el corto plazo.
Sin embargo, las variables macroeconómicas de la economía mexicana pueden hacer que el rumbo del tipo de cambio no sea tan complicado en los siguientes meses.
Y las señales internas tienen que ser otro ingrediente para contrarrestar el difícil panorama.
Ya la administración del presidente Enrique Peña Nieto parece haber reaccionado y se dice estar lista para ejercer en su totalidad el gasto público,  la principal herramienta que se tiene para despertar la inversión y el empleo en la segunda mitad del año, luego de un inicio torpe en su ejecución en los primeros meses del año.
Pretextos van y vienen que explican la lentitud en el gasto gubernamental. Pero ahora la administración lanzará recursos para la construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos, infraestructura en CFE y Pemex.
Se aplaude la acción. Lamentablemente el daño está hecho y por esa razón las expectativas de crecimiento se revisan constantemente a la baja.
Si bien es positivo el mensaje del banco central de Estados Unidos sobre el estado de salud de la economía del vecino todavía hay nubarrones en el horizonte que van a ser despejados en los meses que se aproximan.
Y es que no hay más. Si México desea crecer, necesita que su vecino del norte encienda los motores de forma sostenida.
El escenario cambia y el desafío para la economía mexicana está más que puesto.
A los gobiernos anteriores les tocó vivir al comienzo de su gestión tiempos difíciles.
Hoy la administración del presidente Enrique Peña Nieto vive también el suyo.
Lo que se debe entender es que los malos tiempos económicos no se combaten con boletines de prensa positivos sobre la marcha de la economía por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La economía mexicana puede resistir la volatilidad siempre y cuando sus acciones generen empleo, crecimiento y certidumbre.
Tal vez tengan razón aquellos que dicen que la crisis no empezó en México, pero la debemos enfrentar con buenas decisiones para no caer en un panorama más complicado del que ya estamos experimentando.
E-mail:omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: cancino_omar

lunes, 17 de junio de 2013

Claroscuros en la economía del vecino

Dicen que México está tan lejos de Dios, pero tan cerca de Estados Unidos.

Y por esa relación tan estrecha que existe entre ambos países preocupa la evolución de la mayor economía del mundo.

Pese a que tenemos muchos acuerdos de libre de comercio con diversas naciones, nuestras exportaciones de manufacturas tienen como principal destino los Estados Unidos.

Y no solo eso, este país es el inversionista más importante para la economía mexicana.

Tan sólo en el periodo de 1999 a 2012 y con cifras de la Secretaría de Economía, la Inversión Extranjera Directa (IED) de Estados Unidos registró un total de 153.3 MMDD, mientras que España ocupó el segundo lugar con un monto de 41.9 MMDD.

Así que esa cifra deja claro que no es para menos estar con el ojo puesto en el rumbo económico del vecino del norte.

La economía estadounidense también enfrenta claroscuros en su camino de recuperación tras los severos efectos de la mayor crisis desde la gran depresión.

No hay duda de que la administración del presidente Barak Obama tiene ese reto por delante y ese fue el gran mensaje que le otorgaron los electores al momento de emitir su voto en noviembre pasado.

Pero lamentablemente la administración Obama no puede hacer mucho en este momento por los grandes desacuerdos que hay con el Congreso en materia de política fiscal.

Y aunque a principios del año se evitó lo que se llamó el “abismo fiscal” que amenazó con llevar a otra recesión a la economía, en este momento se sufren los estragos del recorte al gasto público y el alza de impuestos que entraron en vigor desde el primero de marzo.

Con esa medida, el sector público estadounidense pierde toda oportunidad para generar empleo e inversiones que tanto se necesitan para consolidar la frágil recuperación.

La mayor economía del mundo tiene un gran problema fiscal que llevará años ponerlo en orden.

Así que todas las esperanzas para llevar a buen puerto la recuperación de la economía están puestas en la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) y su presidente, Ben Bernanke.

La más reciente información económica dice que la actividad económica del vecino del norte sigue enviando señales con cierto optimismo, pero sin dejar claro si son de manera sostenida.

Por ejemplo, con cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos,  el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre del año registró un avance de 2.4% a tasa anualizada. (Gráfica 1)





Luego del tropezón del último trimestre del año, gran parte de la expansión del PIB estadounidense se explica por el dinamismo del gasto de los consumidores que avanzó 3.4% en los primeros tres meses del año, pero la caída de 4.9% del gasto público deja claro que el problema fiscal que se tiene no deja repuntar con fuerza a la actividad económica.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica un crecimiento de 1.9% para la economía estadounidense en este 2013 y de 2.7% para el año 2014, mientras que la Reserva Federal mantiene su proyección entre un rango que va de 2.3% a 2.8% para 2013.

Y ese contraste en la información económica hace que los hogares estadounidenses sean muy cautelosos en sus decisiones de consumo.

Luego de haber tocado en mayo su nivel más alto desde julio de 2007, el Índice de Confianza del Consumidores elaborado por la Universidad de Michigan en su lectura preliminar retrocedió de 84.5 puntos en mayo a 82.7 puntos en junio, señal que refleja el impacto contradictorio de la información económica.

No hay que olvidar que el gasto del consumidor es la variable que explica en gran parte el crecimiento de la economía estadounidense.

Por esa razón, el gran pendiente y la mayor preocupación de la administración Barack Obama que también comparte la Reserva Federal es el comportamiento del mercado laboral.

Dice la Fed que en el mercado de trabajo hay señales de estabilidad, aunque todavía la creación de un mayor número de puestos es insuficiente para contrarrestar los niveles elevados de desempleo.

Con datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, la tasa de desempleo en el mes de mayo se ubicó en 7.6%, luego de haber iniciado el año en 7.9 por ciento. (Gráfica 2)

















Hoy son 11.8 millones de estadounidenses que se encuentran sin un puesto de trabajo.

Y tal vez lo que más preocupa es que la tasa de participación se encuentra en sus niveles más bajos de su historia, lo que revela un panorama incierto en materia de empleo.

La información económica dice que hay avances, pero todavía no se observa la luz al final del túnel.

Y en medio de una fuerte especulación sobre el futuro de su programa de compra de bonos conocido como flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) se reúne una vez más la Reserva Federal.

Al interior del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) hay un debate por demás interesante que sin duda seguirá durante esta reunión.

Unos miembros del FOMC dicen que hay que parar el QE, otros comentan que todavía no es tiempo y falta más información para estar seguro de hacer ese movimiento.

Precisamente ese debate hace que la especulación sea elevada. Lo que es un hecho es que esa estrategia de la Fed llegará un día a su fin.

Pero hoy a falta de protagonismo de la política fiscal, las esperanzas y miradas están 
puestas en la Fed y Ben Bernanke .   

Y en esta reunión que comienza este martes y finaliza con el anuncio del FOMC el miércoles observaremos si la Fed hace efectivo el mensaje del comunicado anterior.

Se dicen estar listos para actuar, pero tal vez todavía no sea el momento para hacerlo. 

Los efectos en México

Todo el ruido por la Fed y el rumbo de los estímulos monetarios han impactado el tipo de cambio y los niveles de tasas de interés.

Así el dólar en el mercado interbancario se vende en 12.6929 pesos por billete verde, luego de haber tocado un nivel mínimo de 11.9599 pesos el pasado 9 de mayo.

Y no sólo esos efectos se observan en los mercados financieros, también el sector real experimenta el lento crecimiento de la economía estadounidense.

Las exportaciones manufactureras, nuestro principal motor de la economía interna siguen sin responder.

En los primeros cuatro meses del año presentan un ligero avance de 1.4%, señal de la debilidad del mercado externo.

También las remesas de los trabajadores en Estados Unidos continúan a la baja.  

Al mes de abril, los recursos del exterior que llegaron por esta vía se ubican en 1,901.9 millones de dólares, lo que representa una disminución anual de 6.4% y acumulan diez meses consecutivos en contracción.

Y recientemente, el Instituto de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) anuncio el dato de la producción industrial en el mes de abril.  

Con datos de INEGI, la actividad industrial con cifras ajustas por estacionalidad presentó una baja de 2.2%, siendo el sector de la construcción uno de los más afectados.

Así que las señales continúan reflejando un panorama complicado y donde la  atención tiene que estar en observar la evolución de la economía del vecino del norte. 
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twitter: cancino_omar



lunes, 10 de junio de 2013

Optimismo en desaceleración

No es la “tormenta perfecta” que dicen podría llegar en un momento determinado.

Lo que si nos dicen los últimos datos económicos es que el momento es difícil y a la vez incierto para los siguientes meses por venir.

Sabíamos que el 2013 sería complicado por la desaceleración de la economía del vecino del norte, nuestro principal destino de exportaciones y por el cambio de gobierno.

Lo venían diciendo las constantes revisiones de pronósticos de crecimiento de los organismos internacionales y también diversos analistas del sector privado.

Por esas razones, la estrategia del nuevo gobierno comenzó por hacer esos cambios que por mucho tiempo se quedaron sobre el escritorio, lo que despertó un optimismo en los primeros meses del año.

Pero esa “luna de miel” de la que todos hablaron en su inicio llego a su fin. Así que finalmente la realidad económica alcanzó a la nueva administración.

Y precisamente los números continúan revelando un ambiente de pesimismo sobre el rumbo económico. 

¿Habremos tocado fondo? esa es la gran pregunta. Dicen que es un "bache" y que en los próximos meses tendremos mejores noticias. 

Pero en esta ocasión no deseo detenerme en observar la evolución de los grandes indicadores, sino en la visión que tienen los hogares sobre este complicado momento.

Y para esto nos sirve el Índice de Confianza al Consumidor (ICC) que publica de manera conjunta el Instituto de Geografía e Informática (INEGI) y Banco de México (Banxico).

En el comportamiento de los últimos meses de ese indicador deja claro que en los hogares mexicanos la preocupación e incertidumbre es una constante.

Al mes de mayo, este índice se ubicó en 95.2 puntos, lo que representó una  baja de 1.2% respecto al quinto mes del 2012, cuando alcanzó un total de 96.3 puntos.

Con datos desestacionalizados, aquellos que ayudan a observar mejor su comportamiento, el ICC presentó una caída de 0.55% respecto al mes de abril y en su tendencia-ciclo acumula cinco mes a la baja. (Ver Gráfica 1)


















Y al interior de ese índice hay información por demás interesante que deja ver que la tan presumida estabilidad económica no es suficiente.

Hay que recordar que el Índice de Confianza al Consumidor (ICC) está compuesto por cinco indicadores obtenidos mediante la aplicación de una encuesta que se levanta durante los primeros veinte días de cada mes.

En ese cuestionario hay dos preguntas que se le hacen al entrevistado sobre su situación presente y esperada del hogar, otras dos van dirigidas a conocer sus  expectativas actuales y futuras de la economía del país. Y por último, la quinta cuestión desea conocer su percepción sobre sus decisiones de consumo.

Las respuestas a las dos primeras preguntas sobre su situación presente y futura del hogar nos dicen que los consumidores están resistiendo como desde hace mucho tiempo el difícil momento. 

Y lo que debe preocupar es que no esperan que sus condiciones mejoren en los meses por venir como tampoco la situación actual y futura del país que son las otras dos preguntas que se hacen.

La falta de puestos de trabajo, el incremento de precios, la inseguridad y los ingresos que no alcanzan están pegando con fuerza a los hogares.  

Precisamente ese es el mensaje que está pendiente de resolver. Y no es exclusiva de este momento, el clamor viene desde hace varios años.

Se escucha hablar de la estabilidad en los números macroeconómicos y el “grado de inversión” que tiene la deuda soberana. 

Pero lo que se presume no es compatible con el estado de resultados que tiene el bolsillo de los mexicanos.

Y le comparto otro dato que deja al descubierto el complicado panorama que se vive a diario en el hogar.   

Según el Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), indicador que muestra la tendencia del porcentaje de personas que no puede adquirir la canasta básica alimentaria con el ingreso de su trabajo, registró un alza de 4.3% en el primer trimestre del año.

Ese dato nos dice que hay más hogares en donde el ingreso no alcanza para comprar una canasta alimentaria, señal de que Banxico no está cumpliendo con su mandato de estabilidad de precios y poder adquisitivo.

Así que mientras unos hogares sufren los estragos del desempleo y la falta de oportunidades, otros buscan otro empleo informal o formal para contrarrestar la caída en su poder de compra.

Y esto tiene que ver con la última pregunta sobre sus decisiones de consumo de bienes duraderos para el hogar. Aquí los consumidores no se sienten en posibilidades de adquirir un televisor, refrigerador o cualquier otro electrodoméstico porque si no alcanza para comprar una canasta alimentaria, mucho menos para adquirir un televisor ahora en tiempos del debate por el “apagón analógico”.

Lo que en resumen nos deja ver que la situación en los hogares mexicanos está más que complicada.

Si usted no ha sido seleccionado para responder ese cuestionario, le invito a contestarlo. Se encuentra disponible en la página de INEGI, reflexione sobre sus expectativas y condiciones del hogar, así como del país.  

Sin duda será un buen ejercicio y parámetro de ver como se encuentra lo que muchos llaman la otra economía.

No habrá recuperación económica sostenida, sino hasta que el bolsillo lo diga. Y esos mundos opuestos entre las variables macro y lo que se vive en el hogar compartan el mismo panorama.

Vientos de pesimismo

Ya Hacienda modifico su proyección de crecimiento y demás instituciones lo han hecho. 

Y aunque Banxico no ha modificado su expectativa de crecimiento que mantiene entre un rango que va de 3 a 4%, en su más reciente comunicado lanza el mensaje de que los riesgos para la actividad económica se han intensificado.

Lo que hace Banxico es enviar una señal muy importante para todos aquellos que tienen la esperanza de que la economía repunte en el segundo semestre del año. 

Así la autoridad monetaria advierte que una mayor debilidad de los factores externos e internos representa un riesgo que está presente para el crecimiento en los siguientes meses.

Si bien el escenario externo es difícil, el banco central señala que la debilidad de la demanda interna ha reducido su ritmo de expansión. 

Así que esas voces de optimismo que se escuchan tienen que ser muy cautelosas con la realidad que se vive para no caer en escenarios no compatibles con lo que se vive en el hogar.

Los que siguen modificado sus proyecciones son los analistas del sector privado. 

En la Encuesta de Expectativas del Sector Privado al mes de mayo que realiza Banxico, los especialistas disminuyeron por cuarta ocasión su pronóstico de crecimiento.

Ahora se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) para 2013 registre una expansión de 2.96%, en vez de un 3.35 por ciento (Ver Gráfica 2) 



















Y precisamente los resultados de la más reciente encuesta de Banxico dicen que los factores internos han elevado su importancia en los elementos que pueden obstaculizar el ritmo de crecimiento en los siguientes meses.

Ausencia de cambio estructural, inseguridad, debilidad del mercado interno, incertidumbre en la política interna y la política fiscal que se está instrumentando son los elementos que preocupan.

En la encuesta del mes de abril, los analistas del sector privado respondieron que 61% correspondía a factores externos y 39% a los elementos internos. Ahora en el mes de mayo, la distribución porcentual  correspondió a 49% a los factores internos y con 51% a los riesgos que vienen del exterior.  

Preocupa el escenario externo, pero cada vez hay más señales que nos dicen que la debilidad y fragilidad del mercado interno pueden hacer más difícil la recuperación.

Y tal vez lo que más aumenta la incertidumbre es que la actual administración no tenga una estrategia para contrarrestar estos efectos. 

Según el último Informe de Finanzas Públicas  de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al mes de abril, el gasto de capital, aquel que se destina para la construcción de infraestructura presenta una retroceso de 5.8% en términos anuales.  

Si Hacienda no desea anunciar otro ajuste a la expectativa de crecimiento, será mejor que impulsará el movimiento de recursos destinados a la inversión pública que genera empleo y dinamismo. 
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: cancino_omar

lunes, 3 de junio de 2013

El sueño de la productividad

Todos hablan de los beneficios de la productividad. Y tienen razón en hacerlo porque es el camino para el crecimiento de largo plazo.

Pero lo que no han dicho es que los bajos niveles de productividad que tenemos actualmente tiene como una de sus explicaciones el abandono del mercado interno.

Los organismos internacionales ponen de ejemplo a la economía mexicana, pero dicen también que se necesita algo más que tener estabilidad para crecer.

Y es que el gran pendiente de la última década es la falta de crecimiento. Las calificadoras de riesgo soberano aplauden a México y al mismo tiempo solicitaban cambios estructurales que impulsen el avance.

A diferencia de otros gobiernos que tenían la oportunidad y no la aprovecharon, finalmente las señales que todo mundo exigían se han enviado.

Ya están sobre la mesa la reforma laboral, educativa y financiera. Y  en los meses por venir vendrán la energética y la más importante de todas las reformas: La reforma fiscal.

Tal vez no sean lo cien por ciento perfectas. Pero la economía mexicana necesitaba de esos cambios estructurales que desde hace más de una década se pedían a gritos.

Sabemos que es muy pronto para saber el impacto y su alcance, pero tarde o temprano tendrán que dar sus frutos.

Pero eso no lo es todo. También para tener un crecimiento de largo plazo, los niveles de productividad tienen que ser mayores a los que tenemos en este momento.

Y es que la productividad no es otra cosa que la eficiencia con la que un país hace uso de sus factores de producción.

Así una elevada productividad es la suma del esfuerzo de trabajadores, capital y del buen uso de sus recursos naturales que contribuyen a la generación de un mayor número de bienes y servicios con la mejor calidad posible.   

Y en los últimos diez años observamos porque la economía mexicana tiene un bajo crecimiento. Sin duda, la falta de productividad es la clave. (Ver Gráfica 1)
                                  Fuente: Periódico La Razón

Por ejemplo, países como China y la india dejan ver los avances que han tenido se explican en gran parte por la contribución del crecimiento de la productividad.

Pero para llegar a esos niveles de productividad que muestran otras economías, la estrategia tiene que centrase en despertar el mercado interno que por años ha sido desplazado por el sector externo.

Sí la economía mexicana desea aspirar a que su futuro sea mucho mejor que su presente tiene que abrir espacio a la inversión en capital humano, combatir los elevados niveles de desempleo, informalidad y resaltar la importancia que tiene la innovación tecnológica.

Lamentablemente hoy en nuestro mercado de trabajo hay 2.5 millones de desempleados, donde el 37% de mujeres y hombres tiene estudios de preparatoria y universidad, lo que dejar ver que hay trabajadores calificados pero sin empleo.

Y algo que preocupa es que la oferta de trabajo se concentra en carreras que no tienen relación con la investigación científica (Ver Gráfica 2)

                 Fuente: Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS)

Al observar la gráfica, se observa que las carreras de físico-matemáticas y ciencias biológicas son las de menor atractivo.

Y al no haber oferta de puestos de trabajo calificados, muchos optan por incorporarse la economía informal, aquella que no paga impuestos como tampoco cuotas a los institutos de seguridad social, lo que tiene un alto costo social y tiene un impacto en los niveles de productividad.

Según cifras del Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI), en la informalidad actualmente laboran 29.2 millones de personas.

Los beneficios de tener una elevada productividad los podemos observar en los avances que ha tenido China y que hoy la convierten en protagonista en el escenario mundial.

Dicen bien en señalar que elevar la productividad es un reto. Sin duda lo es,  pero el camino apenas empieza y es necesario para dejar de tener un crecimiento que no satisface a nadie.

Y si deseamos aumentar nuestros niveles de productividad en los próximos años tenemos que comenzar por poner orden a los factores de la producción y exigirles que cada quién realice su tarea de la mejor manera posible. Ese es nuestro pendiente desde hace muchos años.

Ajuste de expectativas

Unos dicen que es la maldición del primer año de gobierno, otros que son los efectos de la severa crisis económica global.

Y para darse una idea hay que darle una revisada a las páginas de la historia reciente de nuestro país.

Ernesto Zedillo inició su sexenio en medio de una turbulencia financiera desatada por el “error de diciembre” que posteriormente llevó a la economía a caer 6.1% en aquel doloroso 1995, su peor número en la historia.

A Vicente Fox le entregaron variables económicas en color verde y tenía a su favor el bono de la transición ordenada para iniciar cambios estructurales, pero no supo aprovechar los vientos a su favor porque se vieron opacados por una recesión en la economía del vecino del norte y la guerra contra el terrorismo.

Felipe Calderón inició su sexenio en medio de un conflicto poselectoral que interrumpió su primer año de gobierno. Después se vino la lucha contra el crimen organizado y la crisis financiera en los Estados Unidos, efectos que todavía se dejan sentir.

Y ahora Enrique Peña Nieto que este fin de semana cumplió seis meses de gobierno le toca vivir esa experiencia del primer año.

Ya la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) finalmente reconoció que su pronóstico de crecimiento de 3.5% era demasiado ambicioso en un contexto de menor actividad economía mundial y ahora tiene una proyección para el Producto Interno Bruto (PIB) de 3.1 por ciento.

Al mes de abril, la tasa desempleo se ubica en 5.04% y según datos del INEGI la economía mexicana tiene 2.5 millones de personas sin un puesto trabajo.

Y aunque diga Luis Videgaray, Secretario de Hacienda que el retraso del gasto no explica el bajo crecimiento, sí tiene su parte de culpa en la disminución de la actividad.

Por ejemplo, en el periodo enero a abril, el gasto público registra una disminución de 7.1% en términos reales comparado con el mismo  

Otro factor que también le inquieta a la población es el alza de precios en los últimos meses.

Dice Don Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (Banxico) que es de manera transitoria y que las expectativas de largo de plazo se mantienen estables, señal por la cual no hay porque preocuparse.

A la primera quincena del mes de mayo, la tasa de inflación se ubica en 4.72%, arriba del rango establecido por Banxico y lejos de su meta de 3% que hasta hoy desde que se estableció no ha cumplido.

Y con cifras desestacionalizadas de la balanza comercial del mes de abril, se observa que las exportaciones manufactureras, principal motor de la economía, presentaron una caída de 4% respecto a marzo de este año, principalmente afectadas por el sector automotriz, lo que nos dice que la desaceleración de la demanda externa sigue su curso.   

Por el lado financiero, la Balanza de Pagos del primer trimestre nos dice que los extranjeros siguen comprando títulos de deuda del gobierno federal,   pero no a nivel de tiempos pasados. 

Así en  el periodo de enero a marzo, la inversión en cartera de los residentes en el exterior acumularon activos por 9,339 millones de dólares en papel gubernamental, 31.5% menos comparado con el mismo periodo de 2012.

Los extranjeros siguen llegando, pero también se dicen listos para cualquier cambio en los rendimientos en el exterior.

La actual administración inicia los últimos seis meses de su primer año que tendrá su parte más importante en el informe de gobierno de septiembre próximo.

Lo que si hace una gran diferencia contra el primer año de otros gobiernos es que ha creado expectativas y se han enviado señales positivas que por diversas razones otras administraciones no realizaron.

Cierto, todavía hay pendientes sobre la mesa. Pero ojalá ese activo que se tiene a favor no se desperdicie y quede sólo en buenos deseos.

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