Hillary
Clinton podría hacer historia en Estados Unidos.
Muchos la
tienen en mente para encabezar al Partido Demócrata en las elecciones
presidenciales de 2016.
Hoy Michelle
Bachelet gobierna por segunda ocasión la República de Chile.
Y pese a las
grandes dificultades económicas y políticas, Cristina Fernández de Kirchner,
sigue al frente del gobierno de Argentina.
El sexo
femenino gana cada día más espacios en la lucha por el poder político a nivel
global.
La historia
continuará en Brasil.
Los ojos del
mundo regresarán una vez más al país de la samba y del llamado Jogo bonito.
Dilma
Rousseff, presidente de Brasil y Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente en
la administración de Luiz Inacio Lula Da silva, serán las protagonistas en las
elecciones del próximo 5 de octubre.
La ley
electoral en Brasil determina al ganador de la contienda, siempre y cuando el
candidato triunfador obtenga la mayoría absoluta de los sufragios emitidos.
Si ningún aspirante
lo obtiene en una primera ronda, entonces la autoridad electoral procederá a
una segunda vuelta, únicamente con los dos candidatos que tengan el mayor
número de votos.
Hay voces en
nuestro país que piden al Instituto Nacional Electoral (INE) incluir en el proceso electoral la opción de la llamada
segunda vuelta, pero sigue estando sólo como una posibilidad.
Rousseff,
considerada por la revista Forbes como la segunda mujer más poderosa del mundo;
representa la continuidad del proyecto económico del Partido de los
Trabajadores (PT).
Marina Silva,
la candidata del partido Socialista Brasileño (PSB) y que sustituye al
fallecido Eduardo Campos, es la figura que ha despertado entre el electorado
los vientos de cambio en la contienda presidencial.
La historia
de Marina Silva es otra más que engrandece la cultura del esfuerzo y no la del
privilegio.
Aecio Nieves,
candidato del Partido Social Democracia Brasileña (PSDB) ocupa el tercer lugar
según los últimos sondeos.
Bajo el lema
“El camino seguro para el cambio real de Brasil” ha perdido fuerza ante la
aparición de Marina Silva.
Los
analistas observan que las aspiraciones del representante del PSDB se quedarán
en la primera ronda.
El amargo
sabor de boca que dejo la Copa del Mundo 2014 y el adiós del Hexacampeonato
todavía están en mente de los brasileños.
Las
proyecciones de crecimiento no le son favorables a la llamada primer economía
de Latinoamérica y séptima del mundo.
De tener el
gobierno de Rousseff una meta de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)
de 2.5% para 2014, ahora los ajustes han llevado a una estimación de 0.9%, muy lejos
del 7.5% que presumía Brasil en 2010.
La última
encuesta del Banco Central de Brasil es más pesimista, puesto que los que los
analistas proyectan un a avance de la economía de 0.52 por ciento.
No olvide que Brasil esta en lo que se llama recesión técnica, aquella cuando el PIB presenta dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.
Los
organismos internacionales y las agencias calificadoras guardan en este momento
esos discursos optimistas de hace algunos años.
La inflación
es un dolor de cabeza.
En suma, el
deterioro económico no favorece en nada las aspiraciones de un segundo periodo
de Dilma Rousseff.
Y por esa
razón, Marina Silva ha centrado su discurso político en el punto más débil del
gobierno actual.
Las
encuestas anticipan que la elección presidencial se decidirá en una segunda
vuelta que tendrá fecha el último domingo del mes de octubre.
El índice
Bovespa, el principal indicador de la Bolsa de Valores de Brasil, registra un
rendimiento anual de 10% en lo que va del año.
Los
brasileños decidirán el próximo domingo entre la opción del cambio o la
continuidad.
Quién
triunfe en los comicios presidenciales tendrá el reto de levantar a la economía
brasileña.
Ya sea Rousseff o
Silva, cumplir será lo difícil.
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Twitter: @cancino_omar