martes, 17 de septiembre de 2013

Los mismos de siempre

Nuestros responsables de gobierno sin duda merecen recordar las amargas lecciones que hemos recibido en el pasado.

Sabemos que si no hay recursos suficientes, no podemos gastar lo que no tenemos.

Tantos esfuerzos y dolores de cabeza nos han costado aprender bien esa lección que parece no importar en este momento.

Sin mayores ingresos, la salida a este problema es el endeudamiento o la disminución del gasto.

Los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y anteriormente muchos más escogieron la primera opción y dejaron sobre el escritorio la segunda.

El presidente Enrique Peña Nieto sigue el mismo camino comprometido por  sus promesas de gobierno.

Con la propuesta de Reforma Hacendaria y Social como se trata de vender esta iniciativa, los mismos de siempre serán los que contribuyan a que el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2014 alcance la cifra histórica de 4.4 billones de pesos, un crecimiento de 9.2% respecto al autorizado para este año.

Tan grande es el gasto del gobierno como lo dice la misma cantidad. Y el lado negativo es que gasta sin obtener resultados.

Para cumplir con ese objetivo, Hacienda se lanza en busca de captar recursos por todas partes.

Según la Ley de Ingresos de la Federación con todas sus modificaciones propuestas incrementarían los ingresos públicos por un total de 240,000 millones de pesos, lo que representa el 1.4% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2014.

La mala noticia es que esos ingresos no le son suficientes para sufragar todos los gastos que planea.

Sin suficientes recursos, el restante se complementaría con deuda pública que colocan al déficit sin inversión en Pemex en 1.5% del PIB y una vez contabilizando el gasto de inversión el nivel de déficit presupuestal se ubica en 3.5% del PIB, el más alto en la ultima década.

Luis Videgaray, secretario de Hacienda nos dice que será un déficit transitorio y que en estos momentos es manejable.

Lo mismo nos dijeron hace tiempo y las consecuencias de esos errores todavía las vivimos.

Nos invitan una vez más a realizar un esfuerzo adicional, pero ¿acaso los hacedores de política económica no pueden también hacer el suyo y decretar un plan de austeridad?

Me parece injusto lo que se les está pidiendo a nosotros los contribuyentes que con trabajos cumplimos con las obligaciones fiscales.

Dado el momento actual, el gobierno federal debe tener disposición a mostrar también un mensaje de disciplina.

No basta con decir que no se van a crear más plazas, sino también la disponibilidad para que el “ajuste al cinturón” sea lo más parejo posible. 

Si usted está tranquilo porque la propuesta de reforma hacendaria no contempla gravar con IVA alimentos y medicinas debería pensarlo dos veces.

No se decidió integrar esa medida por cuestiones políticas. El momento simplemente no era oportuno.

Lea y escuche con atención el cambio de lenguaje del presidente Peña Nieto y del secretario de Hacienda.

Hace unos meses, se comentaba que el IVA alimentos y medicinas favorecía a las clases más altas y que era necesario hacer una modificación.

Hoy declaran que la no aplicación del IVA es en beneficio de los más necesitados.Un giro de 360 grados.

La propuesta del Ejecutivo es un golpe directo al bolsillo. No de todos, pues la informalidad es la única que puede presumir de alguna manera estar fuera de la jugada.

El Régimen de Incorporación Fiscal que contiene la Ley del Impuesto sobre la Renta lleva un claro mensaje dirigido a este sector.

El objetivo de Hacienda con la creación de este régimen es abrir la puerta a los negocios de pequeña escala al ámbito de la formalidad.

Es una invitación que está llena de beneficios en un inicio por parte de Hacienda a este sector para tratar de convencer a los que hoy trabajan en la informalidad de pasar a ser contribuyentes.

Sin duda, es una señal para hacer que el esfuerzo de todos sea uniforme. Los resultados hablarán de los alcances que tenga esta iniciativa.

Dudas con mucha razón hay en este momento. ¿Aceptarán esa tentadora invitación los que hoy trabajan en la informalidad?

Si el gobierno federal desea tener votos de confianza en su reforma hacendaria tendría que mostrar primero voluntad para ajustar su elevado gasto y hacerlo más eficiente buscando la eficacia.

La evidencia nos dice que por más que gasta el gobierno en programas de desarrollo social y seguridad los resultados son insatisfactorios.

El número de pobres crece, las desigualdad del ingreso aumenta y la inseguridad en el país sigue a la alza.

Esos resultados reflejan que el gasto del gobierno está creando más burocracia y no la infraestructura necesaria que apoye el crecimiento económico, mucho menos los programas sociales efectivos para combatir los niveles de pobreza.

Hasta el momento esas señales no llegan. A todos se nos pide cooperar y contribuir en el desarrollo del país.

Pero, la desconfianza de que el gobierno usará de manera eficiente los recursos públicos es mayor que sus promesas de bienestar.

Estados Unidos paga hoy su indisciplina fiscal con una severa crisis económica, los países miembros de la zona del euro también viven una mala experiencia por gastar recursos que no tenían en su momento.

Nuestros gobernantes vuelven a recurrir al endeudamiento para solventar sus proyectos de campaña. ¿Olvidamos la lección? 

Los mismos de siempre contribuyen a que el gasto del gobierno se incremente y lo que sigue avanzando son los niveles de pobreza. ¿Hasta cuándo?
E-mail:omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar

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