Nuestro secretario de Hacienda sabe que tiene un importante desafío en los siguientes meses.
Los números macroeconómicos no le favorecen en nada al
llamado hombre fuerte del gabinete presidencial.
Bajo crecimiento, reducción y lenta ejecución del gasto
público, desempleo y menor inversión publica es la característica en los últimos meses.
Sabemos que a los hombres de Hacienda les falló por completo
su diagnóstico inicial y eso les ha llevado a revisar en dos ocasiones la
estimación de crecimiento.
El mensaje presidencial tuvo su oportunidad para responder a
las interrogantes y simplemente las
respuestas se quedaron en promesas de un mejor futuro.
Se esperaba algún anuncio importante en réplica al complejo
rumbo económico.
La evidencia empírica es más que contundente de que el
panorama económico vive tiempos adversos.
Podemos decir que después de un decepcionante mensaje a la
nación por parte del presidente Enrique Peña Nieto finalmente esa respuesta que
todos esperábamos llegó.
Lamentablemente, no fue Hacienda la que se lanzó en busca del
rescate de la economía.
El anunció que sorprendió vino por parte de la Junta de
Gobierno de Banco de México al bajar su tasa de referencia, su principal
herramienta de política monetaria, por segunda ocasión en el año. (Gráfica
No.1)
Recuerde que los bancos centrales son los grandes
protagonistas de la recuperación económica global.
No es mandato del Banco de México preocuparse por el
crecimiento económico.
El objetivo principal de la autoridad monetaria es la estabilidad
de los precios y el poder adquisitivo.
Si bien hay una evolución positiva en el rumbo de los precios
en los últimos meses, todavía el banco central tiene tarea por hacer.
Entonces, ¿Por qué Banxico bajo su tasa de referencia?
Las explicaciones pueden ser muchas, pero lo que deja claro
el anuncio de Banxico de bajar la Tasa de interés objetivo a un día de 4% a 3.75% es que Agustín Carstens y demás integrantes de la Junta de Gobierno del
Banco de México actúan una vez más porque están preocupados por el momento
actual de la evolución económica.
Tal vez, recuerde que en marzo de este año, el Banco de México
también había alertado del deterioro económico y por esa razón decidió bajar la
tasa de fondeo a un día en 50 puntos base para colocarla en 4 por ciento.
La decisión fue muy aplaudida en aquella ocasión por el
presidente Peña Nieto y su equipo económico.
No dudo de que los elogios vuelvan a repetirse en esta
ocasión.
Ahora el ajuste fue de sólo 25 puntos base, una dosis menor a
lo que se anunció en marzo de este año.
El escenario no está para un recorte más agresivo, pues falta
observar que decide la Reserva Federal el próximo 18 de septiembre.
El principal objetivo de esta segunda dosis, al igual que la
vez anterior, es para contrarrestar los efectos de la debilidad económica que
tanto trabajo le ha costado reconocer al gobierno federal.
Y también contiene un claro mensaje de que se está haciendo
algo para no dejar caer más a la economía mexicana.
Se dice que menores tasas de interés estimulan el consumo e
inversión, dos factores fundamentales que integran la demanda agregada.
Los efectos de la política monetaria actúan con rezago y no
son instantáneos, pero la señal que se envía es la que sin duda será
bienvenida.
Hoy observamos el elevado costo que se está pagando por
regresar al equilibrio de las finanzas públicas.
El esfuerzo por tener disciplina fiscal se aplaude. Sin
embargo, el momento no era apto para un “apretón fiscal”.
Luis Videgaray tiene la oportunidad para responder a todas
las críticas que lo señalan como responsable del panorama actual.
Ya Banxico hizo lo que tenía que hacer, pese a que su
decisión monetaria tiene riesgos en el horizonte.
El equipo económico del presidente Peña Nieto no puede
continuar con el discurso de culpar al factor externo como causa principal de
la desaceleración de la economía.
Gran parte de sus esfuerzos se observarán en el contenido del
Paquete Económico y la propuesta de reforma hacendaria que a partir de este
momento se debate.
El Secretario de Hacienda está en el centro de la polémica y se
juega gran parte de su futuro con el Paquete Económico, la reforma energética y fiscal.
Los siguientes días serán decisivos.
Buenos deseos en G-20
Todos sabemos que el cambio climático es el mayor desafío
para el planeta.
Sus efectos se sienten con fuerza y la evidencia es más que irrefutable.
También todos los líderes del mundo reconocen que consolidar
el crecimiento económico es el principal reto de corto plazo.
Lamentablemente, a la hora de los acuerdos, las divisiones
entre los políticos y los conflictos geopolíticos hacen que todo se quede en
declaraciones con los mejores buenos deseos.
Y al igual que en la última Conferencia de las Naciones
Unidas celebrada en Doha, Qatar sobre el calentamiento global el año pasado,
los acuerdos de la reunión en Rusia del grupo de las 20 economías del mundo,
mejor conocido como G-20 nos confirma que el mundo necesita pronto decisiones
con acciones.
El mundo exige soluciones a los problemas de crecimiento y falta
de empleo.
Las protestas en el año lo dicen todo. Esas voces de
insatisfacción ponen de manifiesto el desafío que se tiene por delante.
Cierto, los riesgos son menores. Nadie puede estar satisfecho
y mucho menos con los resultados de una cumbre opacada por los desacuerdos sobre un conflicto en
Medio Oriente.
Si bien es cierto el rumbo económico global parece menos
difícil, el camino no deja de tener claroscuros.
La mayor economía del mundo a paso lento, pero los niveles de
actividad económica están despertando.
Con cifras revisadas al segundo trimestre del año, el
Producto Interno Bruto (PIB) de la economía de Estados Unidos registró un
avance de 2.5 por ciento.
La economía de Japón es otra que invita al optimismo. Según
el banco central japonés en su última reunión envió el mensaje de que la
actividad registra signos de recuperación con un panorama de precios mejor a lo
esperado.
Europa revela señales positivas. Gracias al liderazgo de la
economía alemana y francesa, la zona del euro reportó un avance de 0.3% en el
segundo lapso de 2013.
Luego de año y medio en fase de recesión, la economía de la
zona del euro puede respirar, más todavía los problemas estructurales persisten.
Los países emergentes que según el Fondo Monetario
Internacional (FMI) anteriormente eran los protagonistas en la fase de
recuperación global viven tiempos complicados.
La desaceleración económica y el posible inicio del retiro de
los estímulos monetarios por parte del Banco de la Reserva Federal (Fed, por
sus siglas en inglés) están provocando salida de capitales y depreciación de
sus monedas en los mercados emergentes.
El reto que tiene por delante el G-20 será la evolución
económica de los países emergentes porque son una parte importante para
consolidar el ritmo de la recuperación global.
Se sabe el problema, más a la hora de ejecutar los planes de
apoyo, la falta de acuerdo y los intereses hacen todavía más complicado el
camino hacia el bienestar mundial.
¿Hasta
cuándo los líderes dejarán a un lado sus diferencias para actuar en beneficio
de todos?
El tiempo se
agota.
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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