Todos a principios del año hacemos planes con los mejores
propósitos para llevarlos a cabo en el periodo que comienza.
Expresar a nuestros amigos y conocidos buenos momentos para
la nueva etapa es una característica de ese espacio de tiempo. Y es que a nadie
le gusta que le digan lo contrario.
Así también lo hacen desde los organismos internacionales,
empresas, analistas hasta los gobiernos de las naciones en el momento de
proyección de las variables macroeconómicas.
En México, la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es la encargada de poner sobre la mesa
el escenario económico en el año por venir.
Y para esto prepara con anticipación los Criterios Generales
de Política Económica (CGPE) que es el documento base con que cuenta el
gobierno para llevar a cabo su tareas y objetivos. (Ver Cuadro 1)
Pero a medida que transcurre el tiempo y los meses, nos
enfrentamos a una realidad muy distinta que nos hace pensar, sí nuestros
objetivos se van a cumplir o existe la necesidad de ajustar nuestra lista de
propósitos.
Y precisamente eso fue lo que le paso a la SHCP que finalmente tuvo que aceptar la
realidad económica y enviar el mensaje de que no solo habrá un menor
crecimiento, también podría haber necesidad de apretar el cinturón.
Los datos lo venían diciendo pero finalmente la cifra del Producto Interno Bruto (PIB), el
indicador que registra el desempeño de una economía, al primer trimestre del
año convenció a la SHCP que su buena
intención de crecer 3.5% era ambiciosa en un ambiente de baja actividad
mundial.
Así el Instituto
Nacional de Geografía Informática e Estadística (INEGI) lo dejó en claro y
anunció que durante los primeros tres meses del año, la actividad económica
creció 0.08 % a tasa anual, siendo el menor avance en los últimos tres años. (Gráfica 1)
Pero sí observamos respecto al último trimestre del 2012 con
cifras ajustadas por estacionalidad, la economía avanzó 0.45%, señal que hace
evidente el momento de desaceleración que se vive.
Ahora los economistas de la autoridad hacendaria reconocen
que la economía mexicana no crecerá 3.5%, tal como estaba establecido en los
Criterios Generales de Política Económica (CGPE), sino ahora proyectan un
avance de 3.1 por ciento.
Por esa razón, los organismos internacionales y demás
analistas que sí habían aceptado la información que enviaban las cifras,
modificaron con anticipación sus pronósticos de crecimiento. (Cuadro 2)

Ya con la estimación de 3.1% y con los pronósticos del cuadro
2, observamos que la SHCP ahora está
del lado de los más pesimistas.
Pero no por mucho tiempo porque los demás participantes van
asimilar la información del INEGI y
la nueva estimación de Hacienda, por lo que próximamente también tendrán que
ajustar sus proyecciones.
Y es que se observan muchos claroscuros en el rumbo de la
economía. Las exportaciones no petroleras, principal motor de la actividad
interna, están resintiendo el menor dinamismo del vecino del norte que avanza a
ritmo lento pero todavía tiene un camino difícil por recorrer.
También la baja en el gasto está contribuyendo a este
comportamiento de la actividad.
Tan sólo en el primer trimestre del 2013, la SHCP reportó una disminución de 11% en
el gasto programable como consecuencia de una aprobación más tarde de lo
acostumbrado del Presupuesto de Egresos de la Federación por parte del Congreso
de Unión.
Dicen que la
realidad es dura pero necesaria para aterrizar los pies sobre la tierra.
Lo bueno de la decisión de la SHCP es que acepta este nuevo escenario y deja de pensar en cifras
imaginarias.
Hay avances y tenemos estabilidad macroeconómica. Pero el
reto es impulsar el crecimiento económico. Ahí está la principal tarea que
tenemos pendiente.
Twitter: cancino_omar
omarcancinoeco@gmail.com
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