lunes, 27 de octubre de 2014

Un grito desesperado

“Veo un México con hambre y sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de autoridades o por arrogancia de las oficinas gubernamentales” Luis Donaldo Colosio Murrieta, ex candidato presidencial

Dos décadas después de aquel discurso del 6 de marzo de 1994, ese es el México que tenemos.

Esas demandas que escuchó Colosio en su trágica campaña presidencial de 1994 son las mismas que se piden todavía a lo largo del territorio nacional.

Cuando más se quiere cambiar la imagen del país, los fantasmas del pasado vuelven a surgir.

Cuando más se presume al México reformador, el discurso se topa con la cruel realidad.

Cuando más se niega que la violencia frena el crecimiento económico de México, no tienen otra opción más que aceptarlo.

Nadie puede olvidar Acteal, Aguas Blancas, Tlatelolco. Esos son los capítulos pendientes.

Las heridas continúan abiertas y sin cicatrizar.

Preguntas hay muchas, las respuestas son pocas y los culpables sin castigo.  

Hoy es Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero.

No sólo los fenómenos meteorológicos golpean con fuerza a esta región del sureste mexicano, también la pobreza, el narcotráfico y el abuso del poder son su característica.

La mala noticia es que no sólo es Guerrero, los gobernadores y presidentes municipales en otras partes de la República Mexicana nos muestran sus excesos de poder con recursos públicos. 

Digan lo que digan, presuman sus cifras o no, la impunidad, corrupción y la violencia siguen siendo el dolor de cabeza.

Con el brutal ataque a los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos”, los mexicanos una vez más nos sentimos más ofendidos e inseguros.

La ola de protestas en todo el país se convierten en ese grito desesperado que lanza a todos los vientos la ciudadanía.

En 1893, Edward Munch, pinto la obra el Grito. Ese rostro de angustia y tormento que refleja el cuadro es el que tiene hoy México.

El presidente Enrique Peña Nieto vive sus momentos más complicados desde que el movimiento estudiantil Yo Soy 132 en plena campaña presidencial lo pusiera contra la pared en mayo de 2013.

Tal vez no me vea muy optimista, pero pienso que difícilmente encontrarán con vida a los 43 estudiantes desaparecidos.

¡Ojalá y me equivoque!

Lo que nadie puede negar es que el gobierno federal y toda la clase política tienen en sus hombros una fuerte crisis de credibilidad por delante.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) tiene la mirada puesta y ésta pendiente de las investigaciones.

Hasta el momento, el máximo organismo internacional advierte su desilusión por los escasos avances.

No olvide que los cuestionamientos del capital extranjero sobre el clima de violencia en México son una constante.

Será insuficiente con llevar ante la justicia a los culpables porque el dolor es más grande.

El poder de convocatoria del sector estudiantil es grande. No debe subestimarse.

Entre más pasa el tiempo, la indignación crece porque el gobierno federal no ofrece avances, ni tampoco resultados.

Los medios de comunicación quieren borrar de la agenda el tema lo más pronto posible.

¿Saving México? 

E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario