El mundo
vive la fiesta del fútbol. Los ojos de todos seguirán en Brasil. De eso no hay duda.
Y así cómo
el balón tiene que rodar en la Copa del Mundo, lo tiene que hacer la agenda
económica.
Lo que pasa
con el rumbo de la economía del vecino del norte tiene su importancia.
No olvide
que todas las esperanzas de nuestro secretario de Hacienda, Luis Videgaray,
están puestas en el despegue de esa nación.
Ya conoce la expresión: ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!
Recuerde que
es nuestro principal socio comercial.
Nuestras exportaciones dependen de ese
mercado y el flujo de remesas que envían los trabajadores nacionales en aquel
país compensa los débiles ingresos de las familias mexicanas.
En lo que va
del año, las exportaciones manufactureras, uno de los principales motores que
encienden la actividad económica interna, registran un avance de 5.5% respecto
a lo acumulado en los primeros cuatro meses del 2013.
La remesas,
es decir, los fondos que transfieren los trabajadores emigrantes presentan un
avance de 8.9% en el periodo enero-abril de este año comparado con lo alcanzado
en el primer cuatrimestre del año pasado.
En abril,
este indicador registró a tasa anual un incremento de 2.1%, siendo el noveno
mes con números positivos, según cifras del Banco de México.
La gran
pregunta que se hacen los analistas y el equipo económico del gobierno federal es si continuará este
desempeño.
Y es que
lamentablemente estamos sujetos a lo que pase en el exterior porque en el
terreno interno las señales positivas son modestas, por no decir inexistentes.
Ya Hacienda
modificó de manera agresiva su pronóstico de crecimiento para 2014 de 3.9% a 2.7 por ciento.
Recientemente,
el Banco Mundial fue más allá y ajustó su proyección para la economía mexicana
a una cifra de 2.3 por ciento.
Y ni se diga
la perspectiva no muy positiva que nos dejó el último comunicado del Banco de
México.
Cifras
revisadas nos dicen que en el primer trimestre del año, el Producto Interno
Bruto (PIB) de la economía de Estados Unidos cayó 1% a tasa anual, su primer
tropezón en los últimos tres años.
Gran parte
de ese menor desempeño se explica por los efectos adversos del clima tan extremo
que vivió Estados Unidos durante el pasado invierno.
Llega una
nueva reunión de la Reserva Federal, el poderoso e influyente banco
central de Estados Unidos.
Janet
Yellen, la presidenta del banco central de Estados Unidos y todos los miembros
que integran el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus
siglas en inglés) vuelven a escena.
Y en esta
ocasión el FOMC le dará la bienvenida a Stanley Fisher quién ocupará la
vicepresidencia de la Fed.
El ex
director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ex jefe del Banco de
Israel acompañara a Yellen en su desafió de llevar a buen puerto los destinos
de la mayor economía del mundo.
A paso
lento, la Reserva Federal está disminuyendo el estímulo monetario por el
moderado optimismo que envía la información económica.
Si bien la
tasa de desempleo se ubica en 6.3% y los incrementos en la nómina no agrícola
van a la alza, la inflación sigue siendo baja y todavía lejos del objetivo del
2% que tiene la Fed.
Se anticipa
que la Fed anuncie una nueva reducción en el ritmo de compras de activos.
Lo
interesante será esperar el balance de la Fed sobre la economía de Estados
Unidos, las proyecciones de crecimiento económico, desempleo e inflación y
escuchar la voz de la segunda mujer más poderosa del planeta.
Y aún más, en momentos donde el FMI a cargo de Christine Lagarde y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) al mando de José Ángel Gurría han revisado a la baja sus pronósticos de crecimiento para Estados Unidos.
Mrs. Yellen tiene la palabra.
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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