En 1988, el ex presidente de Estados Unidos George H.W. Bush
expresó: “Read my lips: No new taxes”.
¿La recuerda?
Aquella frase se ganó los aplausos y la euforia del
electorado.
Y por supuesto esas palabras lo llevaron a convertirse en el
presidente número 41 de la mayor economía del mundo.
Lo que no sabía Bush padre era que el gran déficit fiscal y
el complicado estado de la economía de Estados Unidos borraría por completo la promesa
de no subir los impuestos.
William J. Clinton también utilizó la frase “Read my lips: No more taxes” para poner
fin a las aspiraciones de Bush padre de un segundo periodo en la Casa Blanca.
La estrategia le funcionó con éxito.
Hoy la administración del presidente Enrique Peña Nieto manda
ese mensaje.
Tal vez, Luis Videgaray, el responsable de las finanzas públicas
no la dijo como la expresó en su momento George H.W. Bush, pero creo que está más
que claro.
El anuncio por excelencia que contiene el Acuerdo de
Certidumbre Tributaria es que no habrá cambios en la estructura tributaria en
lo que resta de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Lo que sí existirá será una disciplina fiscal que buscará
combatir la evasión fiscal y promocionar la formalidad y el descenso del
déficit fiscal.
Así como también mejorará la transparencia y eficiencia de
los recursos públicos.
Dudas hay muchas de que esos compromisos se cumplan.
Y más con el último informe de la cuenta pública del 2012 que
realizó la Auditoria Superior de la Federación (ASF).
En ese reporte que elabora la ASF se evalúa como se gastan los recursos públicos en México en términos de legalidad, transparencia y eficiencia.
Cada año, hay observaciones sobre el manejo del gasto público.
Lo malo, es que lo que informa la ASF hace “ruido” en ese instante y se olvida al día siguiente.
Hay avances en los últimos años, pero todavía la rendición de cuentas es un tema pendiente en México.
Ya el golpe al bolsillo está dado.
Con el Informe de Finanzas Públicas al mes de enero, Hacienda
registró un incremento de 22.9% anual en la recaudación tributaria.
Por ejemplo, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios
(IEPS), con el que se gravó refrescos y botanas, presento un alza de 79.5 por
ciento.
El Impuesto sobre la Renta (ISR), aquel que se obtiene de las
utilidades de las personas físicas y morales aumento 26.3%, efecto principal
por el cambio en la tasa impositiva.
Y finalmente, el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el que se
paga con sus excepciones cada vez que se realiza una compra, registró un alza de 12.4% respecto a
enero de 2013.
La mal llamada Reforma Hacendaria impacta en estos momentos a
la economía mexicana.
Sabemos que la “cuesta de enero” fue una de las más duras en
los últimos años.
La debilidad en el consumo, el desplome de la confianza del
consumidor, la baja en las exportaciones y la nula generación de empleo en el
primer mes es la evidencia.
Los pronósticos de crecimiento para 2014 se están empezando a
revisar a la baja porque observan que el camino para crecer 3.9% como lo dice
Hacienda está complicado.
Con este escenario le toca al gasto público hacer que el
deterioro no sea mayor.
Bien sabemos que prometer no más impuestos siempre se gana
los aplausos.
Ya los empresarios lo celebran.
George H. W. Bush prometió no más impuestos y falló.
¿Usted cree en la palabra del presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray?
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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