Sabíamos que
2014 no venía nada fácil.
Los
recientes datos económicos nos revelan un complicado panorama en los primeros
meses del año.
La confianza
del consumidor sigue a la baja y los analistas revisan una vez más sus
pronósticos de crecimiento para 2014.
Y la
administración del presidente Enrique Peña Nieto lanza la promesa de no subir los impuestos.
El mensaje
tiene una buena y una mala.
La buena es
que no habrá incremento o modificaciones a la estructura tributaria hasta el 30
de noviembre de 2018.
Siempre y cuando no existan eventos macroeconómicos que modifiquen el escenario.
Siempre y cuando no existan eventos macroeconómicos que modifiquen el escenario.
¿Y la mala?
Pues, es que
nos quedamos con la llamada reforma hacendaria hasta nuevo aviso.
Definitivamente
el equipo económico perdió la oportunidad para hacer un gran pacto fiscal.
Por esa
razón, las cúpulas empresariales celebran la decisión, pero no están del todo contentos
con los modos y las formas con las que se anunció.
Luis
Videgaray, secretario de Hacienda insiste en que México crecerá 3.9% en 2014.
Nada extraño
escuchar las palabras del hombre responsable de las finanzas públicas.
El que si
puede presumir que su pronóstico va en línea con lo esperado es Don Agustín
Carstens, gobernador del Banco de México
Con datos
del Instituto de Geografía y Estadística (INEGI), al mes de febrero la tasa de
inflación anual general se ubicó en 4.23%, luego de que en enero alcanzara 4.48
%, su nivel más alto en los últimos tres años. (Gráfica No.1)
Y es que
hasta el momento Carstens y demás subgobernadores del banco central no observan
que los cambios tributarios generen efectos de segundo orden.
La inflación
subyacente en febrero, aquella que excluye los precios de los bienes y
servicios más volátiles de la economía, regresa a niveles por debajo del 3 por
ciento.
Tampoco existe una distorsión en las expectativas de inflación, una
variable muy seguida por el instituto central.
En la última
Encuesta del Banco de México, los analistas anticipan una tasa de inflación para
2014 de 4%, cifra menor a la anterior de 4.10 por ciento.
Respecto a
la expectativas de inflación de largo plazo, las estimaciones se mantienen con
ligeros cambios entre 3.50% y 3.51 por ciento.
Lo que explica en gran parte el comportamiento de los precios es la debilidad de la
actividad económica.
En los
primeros meses del año el golpe al bolsillo fue directo.
Los impactos en el poder adquisitivo continúan.
Los impactos en el poder adquisitivo continúan.
Si bien es
cierto, lo precios al consumidor presentaron un retroceso en el mes de febrero,
todavía la tasa de inflación está por arriba del 4 por ciento.
Y eso se
debe al aumento en el precio de los energéticos.
Carstens puede estar optimista, pero todavía no tiene nada que festejar porque el camino es largo sinuoso.
El presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray no dejan de vender el discurso prometedor de las reformas estructurales.
Carstens puede estar optimista, pero todavía no tiene nada que festejar porque el camino es largo sinuoso.
El presidente Enrique Peña Nieto y su secretario de Hacienda, Luis Videgaray no dejan de vender el discurso prometedor de las reformas estructurales.
Esos
mensajes que se escuchan hasta el cansancio no comparten la visión desde los
hogares.
Vuelvo a
insistir.
Los cambios
estructurales no suceden de la noche a la mañana.
La economía
mexicana en el primer trimestre presenta un escenario de bajo crecimiento con
menor inflación.
No tendremos
buenos números en la primera etapa del 2014.
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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