Enrique Peña Nieto ganó las elecciones presidenciales de 2012
con el 38% de los votos.
Más de la mitad de los sufragios emitidos no le favorecieron
dicen los datos del Instituto Federal Electoral (IFE).
Sería interesante saber hoy la opinión de aquellos que
votaron ese 1 de julio por el regreso del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) al poder, ¿no cree?
Comienza el segundo año de la administración del presidente
Enrique Peña Nieto.
El primer año fue decepcionante. Las encuestas lo reflejan y
los números económicos lo dicen.
“La intensidad de este inicio no será pasajera, es el ritmo
de trabajo que mantendrá este gobierno” decía Peña Nieto en los primeros meses
de su administración.
Hoy esas buenas expectativas con las que inicio el sexenio se
vinieron abajo en un abrir y cerrar de ojos.
Los bajos niveles de aprobación es la voz del pueblo que dice
no estar contenta con el hombre que ocupa hoy la residencia de Los Pinos.
El equipo económico de la administración de Peña Nieto puede estar tranquilo de momento porque la economía pudo alejar el fantasma de la recesión.
Lo que si no puede ocultar por más que quieran es el difícil
momento que se vive.
Si bien es cierto, la economía mexicana registro un crecimiento
del Producto Interno Bruto (PIB) de 1.3% anual en el tercer trimestre de 2013.
Todavía no es un avance suficiente para generar los empleos
necesarios que garanticen el repunte de la actividad productiva de manera
prolongada.
El sector industrial no despierta. Y no levanta, por la caída
anual de 8.3% en la construcción, un importante componente de este sector
económico.
Gran parte de culpa en el negativo desempeño de la
construcción obedece a la mala ejecución en el gasto público de principios de
año y al desplome de las empresas desarrolladoras de vivienda.
La tasa de desempleo sigue en niveles de 5% y no se observa
una tendencia a la baja.
La fuerza de trabajo se esfuerza por conseguir otra opción
porque el empleo que tiene es insuficiente para compensar sus ingresos o ante
las pocas oportunidades opta por el camino de laborar en la informalidad.
El consumo de las familias también es otra señal negativa.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI) las ventas al por menor presentaron una caída de 4% anual en septiembre,
lo que representa el nivel más bajo en el año.
Y el insuficiente ingreso y la debilidad en el empleo hacen
que el índice de morosidad de la banca empiece a ser observado con mayor
cuidado.
Pero también existen señales con cierta esperanza. Las
exportaciones, principal motor de la economía, siguen creciendo, aunque de
manera lenta.
Al mes de octubre las exportaciones no petroleras avanzaron 4.9%
en términos anuales, impulsadas por las manufacturas, principalmente las
automotrices.
También los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) presentan
un mejor desempeño que en años
anteriores.
Al finalizar el tercer trimestre, la IED registra un saldo de
28,234 millones de dólares, cifra que ya supera lo captado en el 2012.
No hay que olvidar que gran parte de ese monto obedece a la
compra de la Grupo Modelo por parte de la empresa belga AB Inbev.
Las remesas que se reciben de los trabajadores en Estados
Unidos siguen mostrando altibajos, pero ya no son las cifras de meses anteriores.
Hay claroscuros en el primer año de la administración de
Enrique Peña Nieto.
La apuesta de su gobierno está en el éxito de las reformas
estructurales que hasta el cansancio han promocionado como factor determinante
del crecimiento.
Sin duda, hay algo de cierto. Pero, no hay que olvidar que el
efecto de los cambios estructurales no es de inmediato.
De esa agenda, falta la reforma energética. Empezamos el último mes del año y la propuesta sigue
sobre la mesa.
No dudo que en los próximos días existan noticias en esta
materia.
El gobierno de Peña Nieto necesita de ese cambio estructural para
generar la confianza al sector privado y a los flujos de inversión.
2014 será un año clave para la administración de Peña Nieto.
El país no puede esperar más tiempo.
Las promesas y los mensajes de confianza que se envían en
cada oportunidad tienen que ser objetivos con la realidad.
Luis Videgaray, secretario de Hacienda tiene que ofrecer
pronto resultados.
El discurso del entorno externo es válido, pero no justifica
el mediocre desempeño.
Los últimos datos económicos reflejan que los factores
internos hicieron más difícil la desaceleración de la economía.
No hay duda que en el 2014, el llamado hombre fuerte del
gabinete tendrá una prueba por demás
interesante.
Hacienda pronostica un crecimiento de 3.9% para la economía
en 2014.
Analistas, organismos internacionales y las corredurías
tienen sus pronósticos por debajo de ese número.
Tampoco en el tema de la seguridad hay avances
significativos.
Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación tiene
pocos resultados.
La inseguridad sigue presente. Y no sólo es el Estado de
Michoacán, la violencia continúa presente en todo el país.
Se inicia el segundo año de gobierno. El descontento esta en
las encuestas y los desafíos sobre la mesa.
En la administración de Enrique Peña Nieto existen avances,
pero todavía nada que festejar.
E-mail:omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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