lunes, 11 de noviembre de 2013

El reto de Varsovia

"Produce una inmensa tristeza pensar que la Naturaleza habla mientras el género humano no escucha" Víctor Hugo

Los políticos se preocupan por el menor crecimiento económico, alto desempleo y una caída en los precios mayor a lo anticipada.

Parece no importar que el cambio climático sea el principal desafío para la humanidad en el XXI.

La última declaración del G-20 en Rusia, donde se reunieron los responsables de las economías más desarrolladas del planeta, es un buen ejemplo.

Los mandatarios en la declaración final del G-20 manifestaron su angustia por la evolución de la economía mundial.

Si bien incluyeron algunos esfuerzos por combatir el cambio climático, las conversaciones sobre este tema no ocuparon un papel protagónico que merecen.

Y en un mundo ocupado por salir lo más rápido de una severa desaceleración económica, las voces de los científicos y las distintas protestas de las Organizaciones No Gubernamentales los tienen sin cuidado.

Los impactos del cambio climático no son cosa del futuro, el presente nos dice que todavía existe una oportunidad.






















Pero los desacuerdos sobre el camino a seguir entre países desarrollados y no desarrollados siguen siendo un obstáculo difícil de desaparecer.

La evidencia del cambio climático es más que contundente y es la amenaza inmediata.

La prueba más visible es el derretimiento de hasta el 40% de los hielos del mar Ártico durante el verano en el hemisferio norte.

Según datos del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles), la década de 2000 al 2010 ha sido la más cálida registrada y los niveles de dióxido de carbono (CO2), principal gas que genera el efecto invernadero sigue en aumento.

Los economistas predicen que los daños provocados por los impactos climáticos pueden alcanzar el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial en 2100.

Una cifra que podría ser conservadora si uno observa los daños en todo el mundo que están ocasionando los fenómenos climáticos en los últimos años.

Las actividades humanas, cómo el uso de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gasolinas, diesel y gas natural) que en su combustión liberan CO2, la deforestación y la agricultura insostenible explica las altas concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

Y sus consecuencias negativas se observan en el deterioro de los ecosistemas y un aumento en la frecuencia de  los fenómenos meteorológicos extremos como las sequias, los ciclones y fuertes lluvias en todo el mundo.

Hoy inicia en Varsovia, Polonia inicia la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
















La Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) que entro en vigor en 1994 es un esfuerzo de la comunidad internacional  por estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera y concientizar de las consecuencias del cambio climático.

La última reunión en Doha, Qatar no dejo a nadie satisfecho. Después de días de discusión entre todos los miembros los consensos de último minuto llegaron.

El principal acuerdo fue la extensión del Protocolo de Kioto para 2020, uno de los objetivos que tenía la convención.

Sin el apoyo de Estados Unidos, Japón, Rusia, Canadá y Nueva Zelanda, 194 países se comprometieron el año pasado en Doha por ocho años más para seguir con el objetivo de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

La mala noticia es que los países firmantes solo generan el 15% de las emisiones de contaminantes mundiales.

La administración del presidente Barack Obama está más preocupada por sacar adelante a su economía que por asistir y tomar la responsabilidad de ser el segundo emisor de dióxido de carbono en el mundo.

Lo que si hace el presidente de Estados Unidos, es preparar al pueblo estadounidense y a los sectores estratégicos de su economía de los efectos del cambio climático.

Japón, China y Rusia dicen que no actuarán, si Estados Unidos no comienza a mostrar un mayor esfuerzo por reducir sus emisiones de dióxido de carbono.

La falta de compromiso y acción de las grandes economías desarrolladas es lo que hace que los efectos del cambio climático sigan creciendo.

México es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Los efectos que dejaron el huracán “Ingrid” y la tormenta “Manuel” en septiembre pasado lo ponen de manifiesto.

La Estrategia de Cambio Climático (ENCC) con una visión de largo plazo de la administración del presidente Enrique Peña Nieto es un paso para los retos que se tienen en los años por venir.

Podemos tener los mejores programas, lamentablemente los últimos fenómenos climáticos dejaron ver que todavía no estamos lo suficientemente preparados para reaccionar a tiempo.

Nuestro país llega a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en Polonia con el papel de buscar los consensos necesarios entre todas las partes involucradas.

La gran pregunta será sí las naciones con mayores emisiones escucharán a los países que sufren las consecuencias de posponer las decisiones importantes.

Un nuevo reporte de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela que en 2012, los niveles de dióxido de carbono y otros gases que causan el efecto invernadero alcanzaron cifras históricas.

Bajo ese panorama se celebrará en Polonia del 11 al 22 de noviembre la XIX Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC).

Si Qatar, sede de la última reunión presume de ser el principal emisor de dióxido de carbono por habitante, Polonia representa el país que más ha hecho por detener las propuestas de la Comisión Europea en materia de regulación de CO2.

Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC),  confía en que la reunión en Varsovia, Polonia será una nueva oportunidad para gobiernos, empresas y sociedad civil para demostrar su voluntad e intensificar sus esfuerzos contra el cambio climático.

Y ese es el objetivo que busca. La meta es llegar a París, donde se realizará la Cumbre de Naciones Unidas en 2015, con un gran pacto internacional.

El mundo no puede esperar. Cada vez, los riesgos se incrementan y las voces de los científicos advierten que el tiempo se agota.

Las protestas de las Organizaciones No Gubernamentales desean que su mensaje sea escuchado, los hombres de ciencia lo advierten y la Organización de Naciones Unidas (ONU) quiere que los acuerdos lleguen para suavizar los efectos del cambio climático.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Varsovia tendrá que empezar a generar metas más ambiciosas. Ese es el gran reto de esta reunión.

Existe escepticismo por la posición de países como Estados Unidos, Rusia, China e India.

Las expectativas no son de lo mejor. La reunión de Doha dejo muchos pendientes sobre la mesa.  

A los políticos les preocupa la economía y con toda razón, pero sin duda es momento de empezar a trabajar con mayor fuerza por salvar el planeta en el que vivimos.   

E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar

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