No hay duda de que a los vecinos del norte les gusta tener al
mundo bajo un clima de intenso suspenso.
Sabemos que el público estadounidense disfruta tener
historias de drama sin llegar a los niveles de tragedia.
La prueba de lo que le platicó lo representa perfectamente Hollywood, donde el poder de la
industria cinematográfica es más que evidente.
Lo que sucede hoy en Estados Unidos con su discusión
presupuestal tiene todas las características de un guión escrito por cualquier
compañía de cine de ese famoso distrito de Los Angeles, California.
Desde comienzos del año, los sucesos políticos y económicos que
experimenta la mayor economía del mundo están marcados por la
incertidumbre.
Tal vez, recuerde las voces de alerta que se levantaron desde
finales del 2012, cuando el presidente del Banco de la Reserva Federal, Ben
Bernanke lanzó la advertencia sobre lo que llamó “precipicio fiscal” o “fiscal
Cliff”.
Bernanke se refería en esa expresión al ajuste del gasto
público y al aumento de impuestos que entraba en vigencia en los primeros
momentos de enero del 2013.
No faltaron los análisis que anticipaban una catástrofe para
la economía estadounidense como consecuencia del “abismo fiscal”.
Pasaron días de incertidumbre sobre los efectos del “abismo
fiscal”, se experimentaron caídas en los precios de las acciones de todas las
bolsas de valores del mundo y los inversionistas buscaban los bonos del tesoro
como su refugio por excelencia.
Finalmente el acuerdo entre republicanos y demócratas llegó
en los primeros minutos de 2013 después de bastantes declaraciones sin sentido.
Los políticos de Estados Unidos evitaron caer en el “abismo
fiscal”, pero la restrictiva política fiscal siguió su curso en 2013 y es una
de las causas de que la recuperación de la economía estadounidense no sea lo
bastante sólida en estos momentos.
Tampoco fue una historia con final feliz porque las rencillas
que dejaron en aquella ocasión nuevamente salen a flote en los desacuerdos por
el presupuesto entre la administración del presidente, Barack Obama y el
Congreso, donde la Cámara de Senado tiene mayoría el Partido Demócrata y en la
Cámara de Representantes el Partido Republicano predomina.
Recuerde que el año fiscal en Estados Unidos es muy diferente
al que nosotros estamos acostumbrados.
Nuestros vecinos del norte comienzan su periodo fiscal el
primero de octubre y terminan el 30 de septiembre.
Podemos presumir que no somos los únicos en tener un Congreso
con baja productividad y donde los acuerdos se toman en el último minuto, sin
importar si son lo mejor para el bienestar.
Y esto porque es la hora en que republicanos y demócratas no
tienen un proyecto común de presupuesto para el año fiscal que está en marcha
Por primera vez en 17 años, el gobierno federal de Estados
Unidos tiene que suspender actividades de manera parcial, lo que se conoce como
“goverment shutdown”
La suspensión de actividades más larga tuvo una duración de
21 días y fue en momentos cuando los destinos de Estados Unidos los tenía
también un presidente demócrata: William
Jefferson Clinton.
Hoy el pretexto que tienen los republicanos para no aprobar
el presupuesto es el programa de salud de la administración del presidente
Barack Obama, mejor conocido como “Obamacare”.
Según los republicanos el programa de seguridad social sería
llevar al país a la bancarrota por los elevados costos que tiene para el
gobierno federal, mientras que los demócratas venden la idea de que es un
programa para contrarrestar la vulnerabilidad en la que se encuentran millones
de estadounidenses.
Ya son siete días en que el gobierno de Estados Unidos está
en suspensión parcial y los acuerdos no aparecen.
Lo que desde el primero de octubre si escuchamos a diario son los
reproches entre la Casa Blanca y el Congreso.
Pero el desacuerdo sobre el presupuesto es una parte de la
historia porque también está sobre la mesa de discusión el aprobar un nuevo
incremento al límite de endeudamiento de Estados Unidos.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos tenía
autorización por parte del Congreso para tomar préstamos hasta 16.7 billones de
dólares. (Gráfica No.1)
Esa cifra la alcanzó en mayo pasado, lo que hace a Jacob Joseph Lew, secretario del Tesoro
utilizar “medidas extraordinarias” que según él alcanzan para cumplir los
compromisos de pago hasta el 17 de octubre.
Y por esa razón el gobierno de Barack Obama necesita un nuevo techo de endeudamiento, pero eso no
significa que solicite recursos para gastar más, sino que tiene necesidad de
captar más recursos para cubrir los compromisos pactados.
Christine Legarde, Director Gerente del Fondo
Monetario Internacional (FMI) dice que le verdadero riesgo para la economía
mundial no está en la suspensión parcial del gobierno de Estados Unidos, sino
en la discusión del nuevo techo de endeudamiento.
Las lecciones de lo que pueda pasar bien las saben los países
miembros de la zona del euro.
Pero existe una gran diferencia. Hoy estamos hablando de la
mayor economía del mundo.
Las consecuencias de un posible default por parte de Estados Unidos simplemente terminarían con las
esperanzas de los signos positivos que empiezan a surgir en las variables
macroeconómicas.
La historia de drama también contiene otro capítulo. Y el
papel protagónico lo tiene la Reserva Federal y su presidente Ben Bernanke que
mantienen al mundo a la expectativa sobre el rumbo de los estímulos monetarios.
Bernanke dijo en mayo pasado que empezaría a bajar el monto
de “dinero barato” y los portafolios de inversión sobredimensionaron sus
palabras, lo que provoco que el poderoso jefe del banco central de Estados
Unidos enviará en los últimos meses mensajes de cautela sobre el rumbo de su
estrategia.
Tarde o temprano, la Fed tendrá que empezar a retirarse del
mercado. La duda es que si comenzará este año o esa decisión le tocará a quién
llegue a tomar la responsabilidad de la política monetaria en 2014.
El segundo mandato de Barack Obama como presidente de Estados
Unidos tiene verdaderos retos por delante.
Las amenazas de un conflicto militar en Medio Oriente bajaron
su volumen tan rápido como subieron de tono.
Gran parte de eso fue provocado por la diplomacia rusa a
cargo del presidente Vladimir Putin.
Todavía el riesgo existe, pero por el momento los asuntos
internos parecen tener prioridad para la administración Obama.
Le anticipo un final de la historia con una alta dosis de
drama, pero sin llegar a la tragedia porque finalmente habrá presupuesto para
2014, “Obamacare” y un nuevo incremento al límite de deuda.
Así que si usted me lo permite: ¡Obama, No te preocupes, hay
que aguantar!
Twitter: @cancino_omar
E-mail: omarcancino_nyg@hotmail.com
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