Unos dicen
que no es suficiente, pero necesaria; y otros mencionan que es el principio del
fin.
Lo que es un
hecho es que la reforma energética está sobre la mesa y la administración del
presidente Enrique Peña Nieto se juega mucho de su futuro en los siguientes
meses.
Pero el jefe
del Ejecutivo sigue cometiendo los mismos errores que sus predecesores.
Todos los
expresidentes en sus discursos y a la hora de convencer a la población de lo
positivo de hacer las reformas hablan de
que los cambios propuestos son en beneficio de todos los mexicanos.
José López
Portillo en 1982 utilizo las mismas palabras para justificar la nacionalización
de la banca, Carlos Salinas de Gortari también lo hizo al firmar el Tratado de
Libre Comercio (TLC) o al momento de vender Teléfonos de México (Telmex),
Ernesto Zedillo al permitir la entrada de capital extranjero a la banca.
Hoy volvemos
a escuchar esas mismas palabras en voz del presidente Peña Nieto.
Ya después
de varias amargas experiencias suenan huecas y tienen poca credibilidad para la
mayoría de la población.
Nadie cree
que la reforma energética sea la solución a los problemas, porque observan la
insultante corrupción que se vive en Petróleos Mexicanos (Pemex), la quinta
empresa productora de petróleo a nivel mundial.
Tan sólo
recordar el caso del famoso Pemexgate, donde se descubrieron que fondos del
Sindicato de Petróleos Mexicanos fueron utilizados para financiar la campaña de Francisco Labastida Ochoa, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional en 2000 pone al descubierto lo
oscuro en el manejo de los recursos.
Se habló
mucho, se escribió mucho y los resultados fueron una multa al PRI y hoy es otra
prueba para la memoria de la mayoría de los mexicanos.
Y también la
figura y comportamiento de Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato
petrolero y senador por parte del PRI no ayudan a vender la reforma energética.
Como tampoco se observan con buenos ojos esas relaciones que tienen los exdirectores de Petróleos Mexicanos con las
empresas de energía extranjeras.
Por esa
razón, cuando se escucha hablar al presidente Peña Nieto de que con la reforma
energética habrá combustibles más baratos y miles de empleos se recuerda el
hombre que vende “espejitos” a todos sus clientes o tal vez, se acuerde de
aquel comercial, donde aparecía un meteorólogo que pronosticaba con la firma del TLC un tiempo bastante soleado
para México.
Esa es la
falta de congruencia en el momento de hablar que han caracterizado a los
hombres del poder.
De ahí la
estrategia del gobierno federal de lanzar spots en radio, prensa y televisión
para ganar el debate energético que está a la orden del día.
No hay duda
de que México necesita una reforma energética. Y los cambios tienen que
hacerse, pero también es indispensable escuchar todos los puntos vista para
tener un cambio estructural positivo en el sector energético.
Pemex, quinta en producción y primera en corrupción
Pese a que muchos hablan de que Pemex no es una empresa rentable por la caída en la producción de sus campos, menores exportaciones, corrupción y los impuestos que paga hay cifras que indican todo lo contrario.
Pese a que muchos hablan de que Pemex no es una empresa rentable por la caída en la producción de sus campos, menores exportaciones, corrupción y los impuestos que paga hay cifras que indican todo lo contrario.
Hoy
Petróleos Mexicanos es la quinta compañía productora de petróleo a nivel
mundial. (Grafica No.1)
Saudi
Arabian Oil Company (Saudi Aramco) es la principal empresa petrolera con una
producción de diez millones de barriles diarios de petróleo.
Estas cinco
empresas petroleras en el mundo son estatales. La diferencia entre ellas y
Pemex, es que las primeras destinan mayores recursos a exploración y
producción.
Y no solo en ese aspecto hay divergencias. Por
ejemplo, Saudi Aramco cuenta con 15 refinerías, mientras que en
México existen solo seis y una en construcción.
No es culpa
de Pemex, sino de muchos años en que políticos y sindicato vivieron y viven todavía a expensas de la
mayor empresa mexicana sin que está tenga libertad de gestión y presupuestaria
como cualquier otra compañía.
Gran parte
de sus recursos los paga a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)
vía impuestos, lo que le deja en una situación difícil y complicada.
Tan solo en
2012, Petróleos Mexicanos pagó impuestos y derechos por un total de 902,600
millones de pesos.
Y para darle
una aproximación de lo que representa esa cifra, le informó que el Presupuesto
de Egresos de la Federación (PEF) que aprobó el Congreso para 2012 se
ubicó en
3.7 billones de pesos.
Así los
recursos que paga Pemex equivalen a una cuarta parte del Presupuesto de Egresos
que se ejerció el año pasado.
Ese es el
problema y la gran diferencia con otras compañías. Y si le suma otras
cuestiones oscuras en su manejo, pues la debilidad de Petróleos Mexicanos queda
al descubierto y esa es la idea que se trata de vender en estos momentos.
Según la
iniciativa de reforma energética se tiene contemplado un nuevo régimen fiscal
para ahora si fortalecer a Petróleos Mexicanos y una reestructura a su
interior.
Su nuevo
régimen fiscal será dado a conocer con el anuncio de la reforma fiscal en
septiembre.
Pemex es la
quinta productora de petróleo y México ocupa la decimotercera posición en
reservas de petróleo en el mundo.
Y aquí viene
el argumento de la iniciativa de reforma energética. Según con la ayuda de del capital privado vía los contratos de utilidad compartida, que tanta
polémica han desatado desde su anuncio, la producción de hidrocarburos
aumentará gracias a la tecnología que venga del exterior.
No sólo las
empresas privadas participaran en la exploración y extracción de petróleo y
gas, también en áreas como la refinación, transporte y almacenamiento.
Como
decíamos anteriormente, México cuenta con reservas de crudo y gas que todavía
no se han explotado.
Pemex hace
esfuerzos necesarios, pero no alcanza todavía a desarrollar todo el potencial
que existe porque su pesada carga fiscal se lo impide y por las grandes
distorsiones a su interior.
Hoy la
administración del presidente Peña Nieto desea reformar los artículos
constitucionales 27 y 28 para atraer a la inversión extranjera vía los
contratos de utilidad compartida.
¿Qué
sucederá mañana, cuando las empresas extranjeras observen rentabilidad en los
proyectos? ¿Se podría cambiar el discurso para hablar de que es necesario
concesionar al capital extranjero porque Pemex no demostró estar a la altura de
las circunstancias?
Son dos preguntas
que despiertan suspicacias en momentos de tantos dimes y diretes sobre la
reforma energética.
Tal vez, por
esa razón el presidente Lázaro Cárdenas dejó guardado en el cajón esa propuesta
que hoy se quiere vender como la solución a todos nuestros problemas.
Y es que hay
grandes recursos en petróleo y gas. Una vez que los tengan a disposición, tal
vez las empresas extranjeras deseen tener más del 50% que se planea.
Hasta el
momento, no se sabe cómo operarán los
contratos de utilidad compartida que se están ofreciendo.
Por eso,
muchos analistas dicen que en las leyes secundarias estará la verdadera reforma
energética.
Sin lugar a
dudas, hoy hay más preguntas que respuestas, pero el debate está más que
puesto.
Lo que
podemos decir es que Petróleos Mexicanos (Pemex) es otra prueba de que otros
han administrado la “abundancia” y no precisamente en beneficio de los
mexicanos.
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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