lunes, 3 de junio de 2013

El sueño de la productividad

Todos hablan de los beneficios de la productividad. Y tienen razón en hacerlo porque es el camino para el crecimiento de largo plazo.

Pero lo que no han dicho es que los bajos niveles de productividad que tenemos actualmente tiene como una de sus explicaciones el abandono del mercado interno.

Los organismos internacionales ponen de ejemplo a la economía mexicana, pero dicen también que se necesita algo más que tener estabilidad para crecer.

Y es que el gran pendiente de la última década es la falta de crecimiento. Las calificadoras de riesgo soberano aplauden a México y al mismo tiempo solicitaban cambios estructurales que impulsen el avance.

A diferencia de otros gobiernos que tenían la oportunidad y no la aprovecharon, finalmente las señales que todo mundo exigían se han enviado.

Ya están sobre la mesa la reforma laboral, educativa y financiera. Y  en los meses por venir vendrán la energética y la más importante de todas las reformas: La reforma fiscal.

Tal vez no sean lo cien por ciento perfectas. Pero la economía mexicana necesitaba de esos cambios estructurales que desde hace más de una década se pedían a gritos.

Sabemos que es muy pronto para saber el impacto y su alcance, pero tarde o temprano tendrán que dar sus frutos.

Pero eso no lo es todo. También para tener un crecimiento de largo plazo, los niveles de productividad tienen que ser mayores a los que tenemos en este momento.

Y es que la productividad no es otra cosa que la eficiencia con la que un país hace uso de sus factores de producción.

Así una elevada productividad es la suma del esfuerzo de trabajadores, capital y del buen uso de sus recursos naturales que contribuyen a la generación de un mayor número de bienes y servicios con la mejor calidad posible.   

Y en los últimos diez años observamos porque la economía mexicana tiene un bajo crecimiento. Sin duda, la falta de productividad es la clave. (Ver Gráfica 1)
                                  Fuente: Periódico La Razón

Por ejemplo, países como China y la india dejan ver los avances que han tenido se explican en gran parte por la contribución del crecimiento de la productividad.

Pero para llegar a esos niveles de productividad que muestran otras economías, la estrategia tiene que centrase en despertar el mercado interno que por años ha sido desplazado por el sector externo.

Sí la economía mexicana desea aspirar a que su futuro sea mucho mejor que su presente tiene que abrir espacio a la inversión en capital humano, combatir los elevados niveles de desempleo, informalidad y resaltar la importancia que tiene la innovación tecnológica.

Lamentablemente hoy en nuestro mercado de trabajo hay 2.5 millones de desempleados, donde el 37% de mujeres y hombres tiene estudios de preparatoria y universidad, lo que dejar ver que hay trabajadores calificados pero sin empleo.

Y algo que preocupa es que la oferta de trabajo se concentra en carreras que no tienen relación con la investigación científica (Ver Gráfica 2)

                 Fuente: Secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS)

Al observar la gráfica, se observa que las carreras de físico-matemáticas y ciencias biológicas son las de menor atractivo.

Y al no haber oferta de puestos de trabajo calificados, muchos optan por incorporarse la economía informal, aquella que no paga impuestos como tampoco cuotas a los institutos de seguridad social, lo que tiene un alto costo social y tiene un impacto en los niveles de productividad.

Según cifras del Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI), en la informalidad actualmente laboran 29.2 millones de personas.

Los beneficios de tener una elevada productividad los podemos observar en los avances que ha tenido China y que hoy la convierten en protagonista en el escenario mundial.

Dicen bien en señalar que elevar la productividad es un reto. Sin duda lo es,  pero el camino apenas empieza y es necesario para dejar de tener un crecimiento que no satisface a nadie.

Y si deseamos aumentar nuestros niveles de productividad en los próximos años tenemos que comenzar por poner orden a los factores de la producción y exigirles que cada quién realice su tarea de la mejor manera posible. Ese es nuestro pendiente desde hace muchos años.

Ajuste de expectativas

Unos dicen que es la maldición del primer año de gobierno, otros que son los efectos de la severa crisis económica global.

Y para darse una idea hay que darle una revisada a las páginas de la historia reciente de nuestro país.

Ernesto Zedillo inició su sexenio en medio de una turbulencia financiera desatada por el “error de diciembre” que posteriormente llevó a la economía a caer 6.1% en aquel doloroso 1995, su peor número en la historia.

A Vicente Fox le entregaron variables económicas en color verde y tenía a su favor el bono de la transición ordenada para iniciar cambios estructurales, pero no supo aprovechar los vientos a su favor porque se vieron opacados por una recesión en la economía del vecino del norte y la guerra contra el terrorismo.

Felipe Calderón inició su sexenio en medio de un conflicto poselectoral que interrumpió su primer año de gobierno. Después se vino la lucha contra el crimen organizado y la crisis financiera en los Estados Unidos, efectos que todavía se dejan sentir.

Y ahora Enrique Peña Nieto que este fin de semana cumplió seis meses de gobierno le toca vivir esa experiencia del primer año.

Ya la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) finalmente reconoció que su pronóstico de crecimiento de 3.5% era demasiado ambicioso en un contexto de menor actividad economía mundial y ahora tiene una proyección para el Producto Interno Bruto (PIB) de 3.1 por ciento.

Al mes de abril, la tasa desempleo se ubica en 5.04% y según datos del INEGI la economía mexicana tiene 2.5 millones de personas sin un puesto trabajo.

Y aunque diga Luis Videgaray, Secretario de Hacienda que el retraso del gasto no explica el bajo crecimiento, sí tiene su parte de culpa en la disminución de la actividad.

Por ejemplo, en el periodo enero a abril, el gasto público registra una disminución de 7.1% en términos reales comparado con el mismo  

Otro factor que también le inquieta a la población es el alza de precios en los últimos meses.

Dice Don Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (Banxico) que es de manera transitoria y que las expectativas de largo de plazo se mantienen estables, señal por la cual no hay porque preocuparse.

A la primera quincena del mes de mayo, la tasa de inflación se ubica en 4.72%, arriba del rango establecido por Banxico y lejos de su meta de 3% que hasta hoy desde que se estableció no ha cumplido.

Y con cifras desestacionalizadas de la balanza comercial del mes de abril, se observa que las exportaciones manufactureras, principal motor de la economía, presentaron una caída de 4% respecto a marzo de este año, principalmente afectadas por el sector automotriz, lo que nos dice que la desaceleración de la demanda externa sigue su curso.   

Por el lado financiero, la Balanza de Pagos del primer trimestre nos dice que los extranjeros siguen comprando títulos de deuda del gobierno federal,   pero no a nivel de tiempos pasados. 

Así en  el periodo de enero a marzo, la inversión en cartera de los residentes en el exterior acumularon activos por 9,339 millones de dólares en papel gubernamental, 31.5% menos comparado con el mismo periodo de 2012.

Los extranjeros siguen llegando, pero también se dicen listos para cualquier cambio en los rendimientos en el exterior.

La actual administración inicia los últimos seis meses de su primer año que tendrá su parte más importante en el informe de gobierno de septiembre próximo.

Lo que si hace una gran diferencia contra el primer año de otros gobiernos es que ha creado expectativas y se han enviado señales positivas que por diversas razones otras administraciones no realizaron.

Cierto, todavía hay pendientes sobre la mesa. Pero ojalá ese activo que se tiene a favor no se desperdicie y quede sólo en buenos deseos.

 E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: cancino_omar

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