“Los obreros están
siempre dispuestos a concentrarse para elevar los salarios, y los patronos para
rebajarlos” Adam Smith, La Riqueza de las Naciones
El debate
sobre el nivel de los salarios mínimos en México está al rojo vivo.
Y no es para
menos, es una demanda de la clase trabajadora que pide a gritos desde hace
varios años.
Lo mismo
sucede en todo el mundo.
Empleo y una
mejora en los ingresos son las peticiones que se dejan escuchar en cada rincón
del planeta.
Como en todo
intercambio de ideas, unas voces están a favor y otras en contra.
Recuerde que
Karl Marx, en su libro El Capital, puso sobre la mesa el
conflicto entre la burguesía y el proletariado.
Los primeros
son los dueños de los medios de producción y patrón de los asalariados.
Los segundos
son los que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para subsistir.
En México,
la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), donde gobierno, el sector
empresarial y representantes de los trabajadores tienen voz y voto, es la
encargada de fijar el ingreso mínimo para el sector laboral.
Lamentablemente,
para el sector laboral, la alianza gobierno-empresarios domina la discusión.
Por esa
razón, no sorprende que el actual debate sobre el nivel de los salarios no venga de este
organismo.
Sólo se escucha
hablar de la CONASAMI en el mes de diciembre, cuando se anuncia el esperado incremento
en los salarios mínimos.
El actual
momento nos invita a tener la mirada sobre este organismo y reflexionar sobre su
futuro.
Los datos
revelan el severo golpe al bolsillo a la clase trabajadora.
A partir del
primero de enero de 2014, el salario mínimo en promedio en México se ubica en 65.58
pesos, un avance de 4.83 pesos desde que inicio la presente administración.
Datos de la
última Encuesta Trimestral de Ocupación y Empleo (ENOE) del primer trimestre
del 2014, nos dicen que 6.5 millones de personas en el país ganan el salario
mínimo.
Según INEGI,
el 46.8% de la población ocupada gana en promedio entre uno y tres salarios
mínimos al día, lo que representa un ingreso entre 64.58 y 196 pesos al día.
Cifras del Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (CONEVAL) señalan que en el
primer trimestre del año, el Indicador de Tendencia Laboral de la Pobreza
(ITLP) aumentó 3.46%, respecto al mismo periodo de 2013.
Esa cifra
indica que la proporción de personas que no puede adquirir la canasta básica
con su ingreso laboral sigue a la alza.
Alfonso
Navarrete, Secretario del Trabajo (STPS) dice que una vez que la recuperación
económica se consolide habrá tiempo para tratar el tema salarial.
El sector
empresarial también alza la voz.
Sus
representantes no dejan de enviar mensajes catastróficos sobre las
consecuencias de un incremento salarial.
Alza en la
tasa de inflación, cierre de empresas y un mayor desempleo es lo que anticipan
como siempre los empresarios cada vez que se habla del tema.
La
administración del presidente Enrique Peña Nieto tiene como meta elevar la
productividad de la economía mexicana.
Los cambios
estructurales van en esa dirección, pero no son la “varita mágica” que detone
por sí misma la productividad del país.
Gobierno,
empresarios y trabajadores tienen esa responsabilidad.
Al primero,
le toca hacer la tarea de mantener la estabilidad económica y garantizar el
estado de derecho.
Los
empresarios de hacer las inversiones que impulsen los niveles de empleo bien
remunerado para abatir las cifras de informalidad.
Y al
trabajador comprometerse a incrementar su capital humano.
Si los tres
cumplen sus objetivos, entonces no habrá porque tener miedo y hacer anuncios
apocalípticos sobre un aumento del salario.
Se organizaron foros y mesas redondas para analizar todos los puntos de la Reforma Energética. ¿Por qué no hacer un esfuerzo más?
¡Bienvenido
el debate!
E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar
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