lunes, 4 de agosto de 2014

La voz de la economía informal

La cifra habla por sí sola del problema que tiene la economía mexicana.

Gracias a INEGI, sabemos que por cada 100 pesos de Producto Interno Bruto (PIB), 75 pesos son generados por el 40% de ocupados formales, mientras que 25 pesos los produce los trabajadores empleados en la llamada actividad subterránea.
Los datos de empleo que también reporta el instituto de estadística nos daban cuenta del tamaño que tiene la economía informal.

El último reporte señala que un total de 28 millones de trabajadores se encuentra en el sector informal de la economía.

Datos al 30 de junio nos dicen que durante el segundo trimestre del 2014, el número de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se ubicó en 16.9 millones, lo que representa una generación de 143,190 nuevos empleos si lo comparamos con las cifras del mismo periodo del año pasado. 

Pese a la estabilidad macroeconómica de los últimos años y los aplausos de las calificadoras de riesgo hacia la agenda de reformas estructurales, la creación de empleo es insuficiente para satisfacer la demanda.

Se culpa a la economía informal de la baja productividad, pero quieran o no aceptarlo es la “válvula de escape”.

Los oídos sordos de gobierno y del sector empresarial hacen que la mano de obra calificada y no calificada opte por este camino.

Por ejemplo, Juan García, con estudios universitarios y experiencia; no encuentra una nueva oportunidad.

Su búsqueda ha sido de manera constante desde que perdió su empleo por la desaceleración de la economía.

Alejandra Mendoza, estudiante de contaduría esta próxima a graduarse. Le preocupa que pasará una vez que salga de la universidad.

Sabe que no es garantía de éxito contar con un título profesional. Es más, los reportes de desempleo hablan de que los profesionistas son los que más complicado tienen el camino.

Roberto Gutiérrez, trabajador dedicado a la construcción vive los tiempos complicados en este sector.

Desde que trabajo en la última obra de infraestructura hace más de un año, no ha vuelto a encontrar una oportunidad igual.

Con el fin de ese contrato también perdió la seguridad social y dejó sin cotizar en la cuenta individual para el retiro.

Piensa en vivir la aventura del “sueño americano”. Lamentablemente, sus amistades le dicen que mejor se quede en México.

Y finalmente, Hugo Ramírez, con la puesta en marcha de la Reforma Hacendaria, siente que su pequeña tienda de abarrotes no podrá sobrevivir por más tiempo. 

Tan sólo esos son algunos casos de los miles que seguramente habrá por todo el país. 

Desde el año pasado, la administración del presidente Enrique Peña Nieto, puso en marcha el Programa para la Formalización del Empleo.

Con la participación de las 32 entidades federativas, el IMSS y la Secretaría del Trabajo (STPS) buscan reducir los niveles de informalidad.

La tan promocionada Reforma Hacendaria también tiene ese objetivo.

La puesta en marcha del Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) es una invitación que hace la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a todo aquel que trabaje en la economía informal.

Con datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT), el llamado RIF ha logrado incorporar un total de 4.2 millones de nuevos contribuyentes.    

Recientemente, la SHCP recibió la asesoría del Fondo Monetario Internacional (FMI) para estudiar alternativas que busquen reducir los niveles de informalidad.

La tesis de que la economía mexicana no levanta por lo que ocurre en el sector externo debe pasar a segundo plano.

La última Encuesta de Banco de México revela que lo que realmente detiene el crecimiento de la actividad productiva se explican por factores internos.

Los niveles de inseguridad, la debilidad del mercado interno y la política fiscal son los que detienen a la economía mexicana.

Ese es el reto.

E-mail: omarcancinoeco@gmail.com
Twitter: @cancino_omar

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